Aroma de paz

MARCOS BROWN CABEZA

Los Juegos Olímpicos de Invierno 2018, organizados por las dos Corteas -que siempre ha sido un solo país milenario-, constituyen olores que muestran estelas refulgentes y esperanzadoras en el horizonte preñado de amenazas bélicas.

El mundo, durante febrero, permanecerá deslumbrado por las proezas deportivas de cientos de competidores de 93 países, abrazados y arracimados en competencia leal y fraterna que reconoce en el otro su igual, reta capacidades adquiridas en disciplinados y exigentes entrenamientos que lindan con la perfección presentándose deslumbrantes y maravillosos espectáculos que nos dejan azorados, perplejos, conmovidos; embarcados en océanos repletos de emociones tantas que llegamos a imaginar que las dimensiones infinitas son alcanzables. El ser humano en las proezas deportivas luce esplendoroso, lumínico, cósmico e ilimitado, únicamente exponiendo cuerpos vivientes bajo el sol, unidos por los efluvios etéreos de la paz mundial.

La trascendencia de esta justa deportiva cimera comporta varios aspectos relevantes que nos atañen a todos directamente en tanto habitantes del planeta Tierra, constituyen un oasis en el desierto de las amenazas de cataclismo nuclear. En el último año hemos sido testigos de los niveles alcanzados por la retórica intolerante de la confrontación bélica que ha llenado la boca de los presidentes de USA y Corea del Norte, han calentado la región con ejercicios militares y pruebas de armas nucleares de destrucción masiva cada vez más letales. La comunidad internacional sabe que, el uso de armas de este tipo, exterminarían toda forma de vida inteligente sobre la faz de la Tierra.

Los poderosos del mundo están jugando con fuego que no solo quemaría a los protagonistas, lo intolerable es que comprometen la existencia de la población mundial. Quienes no tenemos vela en ese entierro vivimos aterrorizados al suponer que el paroxismo frenético de uno de los bandos les dé por apretar el botón macabro que nos arrebaten la vida de un momento a otro.

Relevante significado de los Juegos es que desmiente la supuesta enemistad irreconciliable de los coreanos del norte y del sur, quienes se saben solo pueblo unido por más de 4.000 años de historia compartida como única nación de Corea, sin sures o nortes ni paralelo 38 que los separe, Similar al genocidio ocurrido en Vietnam, son naciones asoladas por la rapacidad de la geopolítica, que hace primar los intereses económicos y políticos sobre las vidas de pueblos y naciones.

Atletas de 93 países que participan en los Juegos Olímpicos de Corea, por encima de los resultados deportivos le están dando al mundo la más resonante victoria de Paz sobre el monstruo terrorífico de la guerra, aroma que permanecerá durante febrero. Luego al drama macabro nuevamente, jugando a cómo hacernos daño, noche y día.

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