Siete años sin vivienda segura

CONDICIONES. Son fuertes los olores que a diario deben soportan las familias, asentadas en esta parte de la ribera del Esmeraldas.
CONDICIONES. Son fuertes los olores que a diario deben soportan las familias, asentadas en esta parte de la ribera del Esmeraldas.

Olores nauseabundos, basura, mosquitos y demás situaciones decadentes, son las que viven a diario las siete familias asentadas en el barrio Bellavista Norte y los 14 hogares que aún están en el barrio Isla Piedad, cercanos al Colegio ‘Ángel Barbisotti’, ribera del Esmeraldas.

Hace más de siete años, a falta de tierra para construir viviendas, se vieron en la necesidad de invadir estos espacios y en donde se establecieron 156 familias, estas a su vez fueron reubicadas en la ciudadela ‘Bendición de Dios ’,

Personal del Ministerio del Ambiente, realiza recorridos y monitoreo para no dejar incrementar la instalación de más personas que ven a barrios como Nuevas Brisas del Mar, Puerto Limón, Santa Martha y Puerto Pesquero, Bellavista norte e Isla Piedad, una opción para construir casas.

Insoportable situación

Al no contar con casa propia, Ana María de la Cruz, arrienda una pequeña vivienda en 25 dólares mensuales, pero alberga la esperanza en ser una de las beneficiadas en ser reubicada, puesto que ya no aguata más vivir en esas condiciones.

“Llevo siete años en la viviendo en el lodo, con mosquitos y con un puesto que cada vez y cuando se daña, los mismos moradores colaboramos para poder rehacer el puente que nos permite llegar a nuestros hogares”, manifestó.

Estas familias están a la espera de ser reubicados, en cualquier otro lugar decente en donde puedan vivir como seres humanos, sin enfermedades relacionadas con la insalubridad.

Para Karina Valencia, madre de dos niños quien vive con su esposo, comenta que cada invierno deben soportar muchos mosquitos, los malos olores son más fuertes, a mis niños les duele mucho la barriga, y no hay nadie que nos pueda ayudar, ya estamos cansados de pedir y pedir a las autoridades, a los funcionarios que siempre vienen pero solo a mirar y no hace nada.

“Diez años soportando las descargas de este desagüe y basura. El agua cuando sube llega al pie de mi puerta”, narró Luz Germania Morales, mamá de ocho, quien luce desesperada por salir de este sector que se ha vuelto ya invivible, “solo pedimos que nos lleven a otro lugar para ya no enfermarnos más”, suplicó. (KOP)

Enfermos

La mayoría de los menores de edad del sector sufren a diario de enfermedades como diarreas, vómito, mareo, fiebre y muchas más; además varias criaturas han caído al lodo del manglar y otras cuantas a la descarga del desagua que hay.