Los cerros se han convertido en mirador y en fuentes de trabajo para sus moradores.
Fijar la mirada al infinito del océano Pacífico que baña los cinco kilómetros de la costa del balneario Las Palmas; así como disfrutar del paso lento del río Esmeraldas en la población de Tachina son dos de los encantos que se puede disfrutar en Esmeraldas.
Para ver el mar y vivir un atardecer está la parte más alta del barrio ‘Coquito’, en el área de ‘El Mirador’ de ‘El Faro’. Allá Alfredo Hernández, vio el potencial turístico. “Sin tener un centavo en el bolsillo, ni para comprar clavos, me lance por la construcción de una pequeña cabaña de caña guadúa y rampira, y una pequeña inversión en bebidas inició hace seis años lo que ahora se conoce como ‘La choza mirador del faro’”, recuerda.
Luego de haber laborado para una ONG por el lapso de cinco años, y posterior la falta de oportunidad laboral en la provincia, fueron los causantes de que Hernández, se inspirará en la hermosa vista del lugar que lo vio correr y crecer de niño, para transformarlo en uno de los miradores más visitados por propios y extraños.
Otra alternativa
La hazaña de Alfredo Hernández empezó con la limpieza de la basura, puesto que se había convertido en un botadero informal. Luego cortó la maleza que por estar abandonada crecía de manera acelerada; el sitio fue tomando una vista diferente hasta ser una explanada. El emprendimiento del soñador, ahora es compartido por sus familiares y disfrutado por sus visitantes.
Otra de las opciones para vacacionar en Esmeraldas es junto al río. Ser parte de una hermosa vista de la ciudad al otro lado del Río Esmeraldas, con la imponente construcción del puente que une Tachina con Esmeraldas, es una experiencia singular.
Junto al afluente se construyó ‘Riviera’, un lugar para la distracción. En el local ubicado al lado izquierdo en la terminación del puente que une la parroquia Tachina con la ciudad de Esmeraldas se ha levantado un espacio de recreación entre hamacas y cómodos sillones de material reciclado.
A la construcción se complementa la música y el sonido de la naturaleza. Es un espacio sencillo con apenas dos container que albergan un área de cocina, dos choza rústicas de caña guadúa, madera y rampira; así como una pequeña cabaña complementada con ecológicos muebles reciclados que reciben a propios y extraños.
Fuentes de trabajo
Paúl Arboleda, dueño de ‘Riviera’ da trabajo a cerca de 12 personas que lo acompañan desde hace siete meses; tiene la visión de construir un mueble flotante, un área de asados y hasta un salón de eventos, una de las razones –revela- es que la ciudad de Esmeraldas necesita áreas turísticas y de buen ambiente.
En el sitio son amigables con la naturaleza. “Cumplimos con las normas de higiene, reciclaje, sin botar desechos al estuario del río Esmeraldas”, destaca el emprendedor.
Para Daniel Reascos, esmeraldeño del sector del Regocijo las autoridades deberían ser más visionarias. “Con poca inversión se puede potencializar la parte turística de la ciudad, además da trabajo a quienes no lo tenemos”, manifestó.
Por cerca de dos años la necesidad económica y falta de empleo para profesionales nacidos en el Regocijo opcionaron por crear pequeños ambientes de diversión, aprovechando las bondades de la naturales y la vista hermosa que tiene el sector para convertirlo en una fuente de trabajo e ingreso.
Es así que cuatro familias emprendieron en construir pequeñas y rusticas cabañas, al margen de la loma donde la amplia vista del mar, conlleva a conversar y compartir gratos momentos, donde ofertan bebidas que se ha convertido en su principal ingreso económico de los lugareños. (KOP)
Opinión de turistas
“Llegar hasta este al Mirador de El Faro y no quedarse a mirar un atardecer es una pérdida, estos atardeceres enamoran. Las autoridades esmeraldeñas deberían explotar estos lugares turísticos, que hacen que propios y extraños vivan la naturaleza en su máxima expresión”,
Toniño Perea, turista local.
“la ciudadanía y los visitantes deberían venir para que sean partícipes de este lugar (Mirador de El Faro) acogedor y familiar”,
Freire Quintero Charcopa, turista local.
“Los miradores son los lugares que desconocen algunos esmeraldeños, y turistas nacionales o extranjeros. Allá se puede disfrutar sin necesidad de irse lejos y gastar mucho dinero”,
Patricia López, turista local.
“La comida es muy deliciosa y a buenos precios, no hay que andar buscando lugares extravagantes, la vista del mar es inigualable”,
Betty Bedoya, turista local.
