Injusto proceder

No solo fue injusto sino menospreciador el tratamiento a los pueblos y familias esmeraldeñas damnificadas por el terremoto del 16 de abril de 2016. El epicentro del sismo, según el Instituto Geológico de la Politécnica Nacional, fue en Muisne y no frente a Pedernales. Los materiales de construcción de las casas destruidas en la Isla y en sus alrededores, eran livianos, generalmente de madera o de construcción mixta y de una sola planta. Esa característica ocasionada por la pobreza de la zona, es la que evitó muertes, cosa diferente a lo de Manabí donde edificios de cemento armado mal diseñados y construidos se vinieron abajo y ocasionaron víctimas mortales.

El dinero de la Reconstrucción para lo que aportó el pueblo ecuatoriano (2% del IVA) durante un año y las generosas contribuciones de entes privados y públicos nacionales e internacionales, ocasionaron suficiente presupuesto para reconstruir todo y además dotar de agua potable y canalización a las ciudades y poblaciones afectadas. Sin embargo, con un criterio electoral (suma de votos) se favoreció desproporcionadamente a Manabí frente a Esmeraldas (1’200.000 electores frente a 400.000) y sobre todo a Muisne. Como devolviendo la atención el binomio de Alianza País obtuvo en Manabí la votación que le permitió ganar las elecciones.

En Muisne, construyeron un estrecho puente sobre el estuario; edificaron 200 soluciones de vivienda en el área continental de Bunche, sin ofrecerles la infraestructura sanitaria o hacerla defectuosa; levantaron un hospital básico, no lo equiparon y lo dejaron abandonado; construyeron un soterramiento en el barrio continental para dizque enterrar los cables de energía eléctrica y telefonía. Los cables siguen en el aire.

A quienes de una u otra forma fuimos afectados por el sismo en la isla (4.000 habitantes) y que no perdimos por completo nuestras viviendas, el gobierno no nos dio absolutamente nada, ni ayuda económica, ni agua potable, ni canalización, ni siquiera desalojo completo de los despojos, excepto la orden, como de caporal, de salir de la isla porque “esta iba a desaparecer”. Aquí nos quedamos. No nos vamos. Ojalá doña Lucía Sosa intervenga en el famoso Comité de la Reconstrucción para corregir esta injusticia.

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