Marques de Melo

Pablo Escandón Montenegro

Lo conocí en el Panamericano de Comunicación en Chile, cuando empezaba mi labor como editor de la revista Chasqui. Lo entrevisté y me encontré con la sinceridad y benevolencia que lo delataban sus profundos ojos azules. En adelante la relación con el profesor Marques de Melo fue de admiración y apoyo incondicional.

Fue uno de los iniciales becarios de CIESPAL en la década de los sesenta, cuando los estudios superiores de periodismo se iniciaban de la mano de profesores funcionalistas, con métodos ahora muy cuestionados por las escuelas críticas. Era el comienzo de la formalización de la investigación y el análisis sobre los medios.

Se formó con Jorge Fernández, a quien le guardaba mucho agradecimiento, como a todo Ecuador. En sus siguientes encuentros con el país buscó animarnos para que formáramos redes de trabajo, nos asociáramos y configurar un cuerpo académico con aportes variados y sin sectarismo.

José Marques de Melo fue un hombre sabio y un gran maestro, por donde iba fundaba espacios académicos de reflexión sobre la comunicación y el periodismo, sobre la democracia y la educación. Nunca habló mal de nadie, nunca escuché descalificaciones hacia tendencias o posturas académicas, para él toda lectura era válida y cada escuela y perspectiva, una oportunidad de descubrir el mundo.

Junto con Jesús Martín-Barbero fue uno de los padres de la Escuela Latinoamericana de Comunicación. En Ecuador no se lo estudia ni se promueven sus estudios sobre la telenovela o sobre el periodismo de espectáculo y la incidencia en lo político. En Brasil es un referente y cada año, en los encuentros de ELACOM, los estudiantes iban a conocer al maestro de varias generaciones.

Me precio de haber sido su amigo y por ello le dedico este homenaje ahora que nos dejó físicamente.

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