Fiesta para el recuerdo

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Ecuador estuvo de sonada fiesta por 10 años, derroche del colorido verde flex, hasta los edificios se los pintaba con el mismo color, cundieron personajes de los mismos de siempre con cambio de funciones, incremento de asesores a millares surgir al parecer hasta para pasar una hoja de papel; sometimiento para repartir el pastel aunque los más osados llevaron la mayor tajada, reparto de onerosos regalos económicos como obsequio por el despilfarro oportuno, la tómbola de los viajes y la lotería en el reparto que constituyen las sorpresas del siglo sobre todo la de Odebrecht.

La comelona fue nutrida y de mil sabores, con chef internacional, los dulces fueron degustados de mil maneras y los recuerdos del despilfarro se plasmaron con grandes facilidades; los invitados, amigazos y familiares disfrutaron sin pensar que se acabaría la gran celebración con el cambio de autoridades y el seguimiento de la justicia enderezada con nuevas personalidades en las esferas y el control del buen ritmo bailable, contándose ahora con personajes que están dejando en alto su nombre como profesionales probos y hombres y mujeres de bien. La fiesta que se prendió con juegos pirotécnicos a rabiar está dejando de sonar y el despilfarro de lo gastado debe devolverse con coma, punto y coma, punto seguido, punto a parte y punto final.

Lo trasnochado de la fiesta verde flex se someterá al descanso del hotel “el que no cae resbala” y devolviendo todo el consumo y gasto perpetrado a ojo de buen cubero. Los rezagos de lo que pudo ser y no fue queda para la vergüenza de la historia ecuatoriana y la mesa servida con vajilla sucia quedó con la basura de las acciones y las migajas para el sostenimiento del pueblo ecuatoriano que lo rechaza a viva voz. A lo mejor saldrán algunos invitados que les duela porque no pudieron seguir disfrutando de la labia y la mentira aunque familiares quedan todavía bien ubicados; las sorpresas que se repartieron en la gran fiesta del siglo XXI salen a flote cada día para asombro de los nacionales.

Los rezagos de la celebración han salido a flote, unos gritan, otros lloran, otros huyen, desde lejos vociferan y hay quienes lamentan el gran final que no logró ser camuflado porque aparecieron los grandes defensores de la verdad y la justicia. Las piñatas nacionales e internacionales se rompieron en gran manera y quedan todavía caramelos de mil sabores que van saliendo poco a poco de la envoltura camuflada.