Una peste llamada N. Maduro

SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

La grave situación propiciada por el chavismo en Venezuela, hoy personificado por Nicolás Maduro como su máximo y Dios quiera último representante, paso de crisis social y política a ser una crisis humanitaria y de supervivencia, en la última década cerca de dos millones de venezolanos han salido de su país, ante la disyuntiva de ver crecer a sus hijos fuera, o quedarse a verlos morirse de hambre o enfermedad; se ha calculado que un 50% de los desplazados de Venezuela se concentra en Sudamérica, casi medio millón se reparten entre USA y España; la cúspide de este viacrucis fue entre 2015 y 2017 pues el número de migrantes venezolanos en Latinoamérica pasó de 89.000 a 900.000, es decir, que se multiplicó por diez, Colombia, Brasil y Chile encabezan la lista como destinos más ansiados, luego le siguen Perú y Ecuador.

Estas alarmantes cifras poco dicen del doloroso drama de quienes engrosan esta migración forzosa, no describen las agotadoras jornadas de caminata, cargando su vida en un pobre equipaje, con hambre y sed, esperanzados en la solidaridad latinoamericana, durmiendo a la intemperie usando sus maletas como colchones sobre la dureza del asfalto; este calvario no termina al llegar a ciudades de países vecinos, pues no les espera casa, abrigo ni comida, volver a dormir en las veredas, en los parques y terminales, como en Quito o al pasar el puente de Rumichaca, soportando por las noches fríos cercanos a los cero grados, que los plásticos y las carpas no mitigan; hombres, mujeres y niños afectados por brotes de enfermedades causadas por el hacinamiento, la falta de agua, aseo y servicios sanitarios. El espíritu humanitario de los ecuatorianos ha brillado fulgurante ante esta dramática situación.

Que estos ríos humanos de dolor y desesperanza sean evidencia suficiente para aquellos que con su ceguera ideológica minimizan o niegan la tragedia venezolana, y a coro con Maduro responsabilizan de esto al “imperio” o al “complot de la derecha”. Nuestros hermanos venezolanos no salen de picnic, se van dejando el alma y una vida detrás, salen huyendo de una peste llamada N. Maduro, que ha infectado a su patria y ha acabado con su presente y su futuro, Colombia ha ratificado su salida de UNASUR acusando al organismo de complicidad en esta tragedia. En 2017 Trump planteó la opción militar como salida a la crisis venezolana que amenaza la seguridad de la región; todos rechazamos la propuesta norteamericana; me pregunto cuál sería la respuesta de los miles y miles de desarraigados y angustiados migrantes venezolanos.

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