Padre de electrocutado pide justicia, no impunidad

La vida de Luis González Arroyo desde hace dos años se ha desarrollado entre tres entornos: la Fiscalía, el despacho de su abogado y el cementerio donde está el cuerpo de su hijo Kevin, quien hasta el 16 de octubre de 2016, tenía 22 años.

En esa fecha, ocho días antes de su cumpleaños 23, murió electrocutado con una carga de 380 voltios mientras iba a realizar una mantenimiento correctivo en la fábrica de contrachapado ubicada en el sector de Codesa, al sur de la urbe de la ciudad de Esmeraldas, donde trabajaba.

Desde la tragedia ya transcurrieron dos años, pero el 1 de diciembre se cumplen los dos años que legalmente se permite tener abierta una investigación previa. En ese punto, González Arroyo exterioriza su preocupación por cuanto teme que la muerte de su hijo quede en la impunidad.

‘Que se sancione’

Revela que una de sus inquietudes está porque el Fiscal que llevaba a la causa se excusó, antes de hacer la formulación de cargos bajo el delito de homicidio culposo en contra del Jefe del Mantenimiento, quien habría dado la orden de trabajo y no había garantizado que todo el entorno estuviese sin energía eléctrica.

En un informe del IESS, desde su Departamento de Seguro de Riesgos del Trabajo, se confirma la muerte de Kevin en el lugar de trabajo, de la descarga eléctrica, que sí era un trabajador habitual y mecánico.

Mientras que, Luis González Arroyo, insiste que las autoridades de justicia no permitan que la muerte de su hijo no se juzgada, tanto para el Jefe del Mantenimiento, como para la empresa que supuestamente no le proveyó de todos los equipos de protección a su trabajador.