Depresión navideña

NELSON MUELA GONZÁLEZ

Diciembre es el mes de elevados trastornos en la afectividad que se pueden atender en las unidades de salud, en lo que los factores externos sociales son los principales ingredientes en preparar la receta que genera depresiones en distintas etapas. La parte económica y la inestabilidad laboral hacen que confluya la necesitad de satisfacer el comercio navideño que demanda estar a la altura para hacer frente a este mes.

Las grandes cadenas comerciales muy inteligentes hacen promociones, incluso, aplazando pagos para caer en sus redes. Sumemos a esto los problemas intrafamiliares que se calman con el medicamento de fácil venta que es el licor, una sustancia de doble acción: estimulante y depresor al mismo tiempo, que provoca implosiones sentimentales con evocación de recuerdos.

Muy peligroso para donde no existe receta ni analgésico que pueda ‘calmar los sentimientos’, es necesario que todos nosotros que en algún momento sentimos tristeza o labilidad emocional, acudamos a las unidades de apoyo psicológico o psiquiátrico, quitar ese estigma que solo los locos acuden a los profesionales en salud o simplemente decir estoy bien.

Existe un pequeño grupo que tiene todo pero está solo, un ejemplo para afirmar que el dinero no es todo, que los regalos, juguetes, joyas y detalles son falacias que la tecnología en la actualidad ha puesto de primera mano.

El estar con los seres queridos, recordar a los ausentes, pensar en los que se han ido y conversar con los olvidados, hace que de a poco tu valor sentimental vaya generando endorfinas para aliviar el dolor que hasta ahora tú no sabes por qué lo tienes. El perdón no de lengua sino de corazón, es la mejor receta que puedes adquirir y tan complicada de utilizar.

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