Homenaje a Montalvo por el aniversario de su muerte

PERSONAJE. El cuerpo de Montalvo reposa en el ‘Mausoleo de la Casa de Montalvo’
PERSONAJE. El cuerpo de Montalvo reposa en el ‘Mausoleo de la Casa de Montalvo’

Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Hoy recordamos la muerte del ilustre escritor ambateño Juan Montalvo Fiallos, quien luchó en contra de la tiranía, la corrupción y la desigualdad, males sociales que actualmente persisten en el país y el mundo.

Juan Montalvo nació en Ambato, el 13 de abril de 1832. Sus padres fueron Marcos Montalvo y Josefina Fiallos. Su primera educación fue deficiente en medios. Al terminar la instrucción primaria, fue enviado a Quito para continuar sus estudios.

En 1857 viajó a París, donde desempeñó el cargo de secretario de la Legación del Ecuador, pero permaneció poco tiempo, debido a la inestabilidad de los gobiernos y la agitación política. Enfermó de artritis y tuvo que regresar a su hogar en 1859, cuando la nación se encontraba en medio de un verdadero caos.

Desde joven, Montalvo se dedicó a las letras. Algunas obras que fueron producto de su afición y dedicación son: ‘Los siete tratados’, ‘Capítulos que se le olvidaron a Cervantes’, ‘La Dictadura Perpetua’, ‘El Cosmopolita’, ‘Las Catilinarias’, ‘El Espectador’ y ‘Geometría Moral’, entre otras, que le sirvieron para ser uno de los ambateños más recordados por su pueblo.

De su matrimonio con María Adelaida Guzmán quedó una hija, María del Carmen, que creció fuera de afecto paternal, por eso escribió para ella ‘Carta de un padre joven’.

En la hora de su muerte rechazó a un sacerdote, y dijo: “Yo no creo en la confesión, estoy en paz con mi corazón y mi conciencia; puedo comparecer tranquilo ante Dios”.

Fue desterrado a Ipiales y, en 1882, a París, donde murió el 17 de enero de 1889, en la casa Nº 26, de la Rue Cardinet, vestido de frac. Sus últimas palabras fueron: “Don Simón… Don Simón Bolívar… aramos en el mar”.

Pidió flores, muchas flores para su cadáver. ¿Y dónde podía estar rodeado de flores? Pues, en su amada ciudad de Ambato.

Su cadáver fue embalsamado y posteriormente traído al país. Llegó a Ambato el 13 de abril de 1932 y desde esa fecha reposa en el monumental ‘Mausoleo de la Casa de Montalvo’, ubicado en las calles Bolívar y Montalvo.

Morir en París
Luis Rivadeneira Játiva

Para morir en París, con decencia,
sin espacio para el olvido,
no es necesario ser ricos.
Montalvo, humildemente,
manifestó una frase
que es un legado
para la humanidad:
“Siento que me voy a morir
y deseo ponerme mi mejor traje”.
En la penumbra de su habitación,
se vistió elegantemente -de gala-
se sentó en el más cómodo sillón
a esperar la llegada de la muerte,
asegura su amigo Rufino Blanco.
“Cuando vamos a cumplir un acto cualquiera
de solemnidad nos engalanamos (…).
Ningún acto puede ser más importante que abandonar la vida.
A la muerte debemos recibirla decentemente”, dijo.
Con las pocas monedas que le quedaban
mandó a que le compren flores.
Le llevaron cuatro claveles.
Poco tiempo después,
de llegar sus claveles
exhaló su último aliento.
Era el 17 de enero de 1889.