Una barrera contribuyó a reducir la delincuencia

SEGURIDAD. En un 75% disminuyeron los asaltos en el barrio San Miguel, luego de la acción de sus habitantes.
SEGURIDAD. En un 75% disminuyeron los asaltos en el barrio San Miguel, luego de la acción de sus habitantes.

36 brigadistas comenzaron la iniciativa que buscó cuidar a los habitantes del sector.

La idea de colocar una barrera vehicular o conocida comúnmente como ‘pluma’, en el sector de San Miguel, al sur de la ciudad de Esmeraldas, ingresando por el barrio ‘La Cananga’, redujo los asaltos y contribuyó a la unión de la comunidad azotada por la ola delincuencial que pululaba en la zona.

Parejas de enamorados, revelan sus habitantes, llamaban a taxistas o llegaban con ellos y al primer descuido eran desvalijados por completo provocando que ningún vehículo quisiera acceder hasta el lugar por el miedo que representaba brindar el servicio.

Aquellas acciones en octubre de 2017, motivaron dos meses después a conformar el ‘Grupo de Brigadistas, construyendo seguridad comunitaria del barrio San Miguel’. Un total de 36, recorrían las cuadras en donde habitan más de 100 familias, pero a su vez decidieron recolectar el dinero suficiente para construir la barrera vehicular y comenzar a vigilar a los residentes, pero sobre todo, a quienes llegaban a cometer sus fechorías.

Disminución

“En un 75% los robos disminuyeron, ahora los carros pueden ingresar y las personas están más seguras”, precisa Freddy Zambrano, morador de la zona, quien por años vigiló las principales calles junto a sus vecinos hasta altas horas de la noche.

Inclusive, reveló que de los tres vehículos que fueron asaltados anteriormente y una motocicleta robada, ahora no existe ningún caso parecido.

Actualmente, los brigadistas tomaron rumbos diferentes y de los tres guardias que detenían el paso y requisaban los vehículos, hoy solo cuentan con uno de ellos. Además, al principio existían tres horarios y cubrían las 24 horas, pero las colaboraciones fueron decayendo y solo uno se quedó en el sitio.

Por ahora, la ‘pluma’ se encuentra alzada, la pequeña garita cerrada, y todo ello hasta que mejore la salud de Roberto Marcillo, quien comenzará a registrar los movimientos de personas extrañas, desde el próximo lunes.

Rondas policiales

Hasta ello, los habitantes se sienten seguros, cuentan que a partir de las 20:00 ya no existe nadie a fuera de sus hogares, todos están en familia y eso contribuye a mejorar la seguridad dentro del barrio.

Miguel García, presidente actual del barrio, está convencido que parte de la solución también es debido a las rondas policiales, de las cuales gozan hasta en tres ocasiones al día.

“Ahora, solo esperamos que la vigilancia policial se mantenga o se comience a generar un proyecto de seguridad más avanzado, que mejore los resultados que hemos obtenido”, manifestó el dirigente.

Se necesita más apoyo

Los brigadistas unieron a la comunidad y muchos de ellos colaboran con dinero para cancelar una remuneración al guardia del lugar. Cerca de 200 o 150 dólares son recolectados mensualmente entre todos.

También se organizan actividades como venta de comida, entre ellos seco de gallina, hornado o guatita en los pequeños stands cerca de la garita, adecuados para brindar la gastronomía a todo aquel que visite o salga del lugar.

“Necesitamos la unidad de todos, no muchos quieren colaborar, pero jamás exigimos nada, ese no es nuestro fin, porque ellos saben del trabajo que se hace aquí y de la disminución de los robos que existe”, aseguró Freddy Zambrano.