Elecciones y los falsos ofrecimientos

ATILIO RUGEL AIBÁN

“Hay hombres cuya conducta es una mentira continua”, Barón de Holbach. Es el momento que recuperemos la confianza tan echada a menos en estos tiempos del siglo de las luces, cuya luz se apaga y pierde su fulgor frente a los PhD de la corrupción, que ubican al Ecuador como un país donde no existe la justicia y es que el propósito de erradicar la corrupción solo es un enunciado porque la trama que conspira con la mayoría de un pueblo que está en indefensión ha puesto un ‘tapabocas’ a los encargados de hacer cumplir a pie firme los mandamientos de la Ley.

De acuerdo con la resolución del Consejo Nacional Electoral (CNE), el 5 de febrero arrancó la campaña electoral y por lo mismo se elegirán en toda la Patria más de 80.000 representantes de las diversas comunidades tanto urbanas como rurales y como siempre muchos que aparecen a última hora piensan que ha llegado el momento de aprovechar la oportunidad para resolver sus problemas económicos buscando el camino más fácil de adquirir propiedades y hacer dinero. Allá ellos.

Ha comenzado la danza de los parlantes que llegan a sumarse de acuerdo con las tendencias de cada agrupación. Ha comenzado la danza de la entrega de canastas con unos cuantos alimentos, porque así creen comprar conciencias y convencer a ingenuos ciudadanos. Ha comenzado la danza de millonarios ofrecimientos de cargos, terrenos, dinero y vaya usted a saber. Ha comenzado la danza de las manifestaciones contra los opositores y así se llenan las paredes de edificaciones públicas y casas particulares, muchas veces con leyendas que faltan el respeto porque parece que el que más miente y emplea el recurso del insulto, que es el que logra mayor credibilidad.

Esta es la época en que los pueblos retoman la vía del progreso, porque las obras existen en la mente de los que jamás hicieron nada, pero sí lograron llenar sus bolsillos. Pero en este país nada nos extraña, porque esa ha sido la modalidad de todos los regímenes que vieron con desprecio las necesidades del pueblo. Es hora que despertemos y que la retórica y los discursos que no convencen a nadie comience a encontrar culpables para que se los castigue en las urnas. Queremos que la Ley se ejerza a rajatabla y haga cumplir un control efectivo a los que se desbocan en caminos equivocados.