La docencia y la experiencia marcan la vida de Lucía Sosa

ESFUERZO. Lucia Sosa Robinzón, trabajó 28 años en la docencia permitiéndole conocer de cerca las desigualdades de muchos sectores.
ESFUERZO. Lucia Sosa Robinzón, trabajó 28 años en la docencia permitiéndole conocer de cerca las desigualdades de muchos sectores.

A sus 54 años quedó embarazada de gemelos y siente que fue el mejor obsequio que ha recibido.

Caminar junto a sus hijos, tomados de la mano y verlos crecer, es una de las metas a la que anhela llegar Lucía Sosa Robinzón, representada como madre, esposa y una líder innata, harta de las injusticias y con proyectos sustentables inspirados en su Esmeraldas.

A sus 62 años, recuerda como de niña aspiraba a ser una comerciante, porque entre sus virtudes los negocios y las grandes propuestas emergían naturalmente de ella.

Cursó el jardín de niños en el ‘Carlos Julio Arosemena’, llegó hasta la escuela ‘Rafael Palacios’ e ingresó a la secundaria en el colegio Margarita Cortés, para graduarse como Maestra en el colegio Normalista ‘Luis Vargas Torres’, siendo una de las últimas promociones. Incluso, alcanzó la licenciatura en Política y Economía en la Universidad Técnica de Esmeraldas ‘Luis Vargas Torres’.

Aquello, fue el inicio de su carrera como docente durante 28 años, atravesándolos en comunidades alejadas de la ciudad, escuelas fiscales, unidocentes y asumiendo en muchos casos, la dirección de las instituciones, que añora con el alma y se siente parte aún de ellas.

Lucha incansable

Lucía Sosa, afirma haber aprendido la solidaridad y el trabajo duro de su madre Zulema Robinzón, la cual ejerció los dos roles en el hogar, predisponiendo siempre el cuidado de ella y sus cinco hermanos. Su pasión, por el servicio público, surge en las aulas, donde la carencia de bancas, baños sucios, infraestructura vetusta o la falta de ella, propugnaba su lucha incansable.

En la universidad, incursionó como dirigente de la Unidad Nacional de Educadores logrando por tres años consecutivos ser su representante mayor. Con ello, logró edificar lo que hoy sería la ciudadela Julio Estupiñán, que en ese entonces carecía de servicios y las autoridades poco hacían para remediarlo.

Su candidatura a la prefectura de Esmeraldas años atrás nació de ello, de la inequidad propia de los gobernantes, por lo que decidió hacerle frente a uno de los partidos más duros de aquel tiempo.

Muchos le aconsejaron que no lo hiciera, que apuntara a un cargo más bajo, pero dentro de esa mujer guerrera, sabía que los profesores, padres de familia, estudiantes y la comunidad entera, merecían un cambio en la educación, viabilidad, salud, turismo, pero sobre todo a la pobreza.

Sueña lograr

Tres períodos como Prefecta de Esmeraldas, son parte de la experiencia que le anteceden, por ello, cree necesario aplicarla a su cantón donde reconoce, las desigualdades cada vez abren una brecha más distante. Entre sus proyectos, priorizará el agua potable y trabajará con los sectores altos y bajos, donde hasta la fecha nunca les ha llegado un poco de lastre.

Administrará de una mejor manera los recursos y cumplirá sus dos palabras que son ‘trabajo y corazón”’, representando al amor por lo que hace y del pueblo que desea verla surgir en una ciudad grande.

Una docente de primera

A la memoria de Lucía Sosa, llegan una serie de historias que atravesó cuando ejercía la docencia, entre ellas, sonríe al revivir un reinado en Bocana de Lagarto, donde una pequeña covacha sirvió como escenario para la pasarela y posterior jolgorio que culminó en la caída de la pequeña casa de caña.

Padres, alumnas y hasta ella, debieron replegarse y continuar con el evento en otro salón, mientras todos reían y amenizaban el bochornoso momento.

En esa misma línea, trabajar con hojas de palma de coco por la falta de cuadernos, escribir en la arena los números, dibujar las vocales con pequeñas conchas, todo eso rescata de su paso por las escuelas. “Puerta a puerta me suelo encontrar con chicas que al verme se sorprenden y me dicen ‘¡mi maestra!’, les pregunto cómo así y luego me muestran las fotos en el jardín Centro América y me veo a una edad de 21 años muy delgada poniéndole la cinta a la reina”, contó muy entusiasmada.

Adoración y amor

En su hogar, en el norte de la ciudad de Esmeraldas, el mismo que lo ha sido por más de 59 años, es la cuna de su familia, de su esposo Luis Antonio Pimentel, quien a los 18 años la conoció, la enamoró y como si se tratase de un pacto de chiquillos, le auguró casarse con ella.

De alto riesgo, fue el embarazo que llegó producto de luchas, procedimientos y oraciones al creador. “Siempre decía no importa si es a mis 60 años, Dios me va a dar a mi hijo, cuando a los 54 me dicen que es un embarazo gemelar, para mí fue una alegría inmensa”, detalla con ilusión al ver a sus pequeños Luis Antonio y Antonio José, de seis años y medio.

Lo que piensa Lucía Sosa Robinzón de algunas palabras.

Familia

Amor

Trabajo

Corazón

Experta

La cocina

Comida Favorita

Fideos

Logro

El trabajo por mi provincia

Sueño

Seguir sirviendo a mi ciudad

FAMILIA. Sus dos pequeños niños y su esposo, son quienes la guían e inspiran sus mayores proyectos.
FAMILIA. Sus dos pequeños niños y su esposo, son quienes la guían e inspiran sus mayores proyectos.