Votemos por quienes valgan algo

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

El 24 del presente, los ecuatorianos iremos a las urnas para elegir prefectos, alcaldes, concejales, autoridades parroquiales y consejeros de Participación Ciudadana, con los cuales se pretende normalizar la administración del país, luego de los cuestionamientos que se hicieran a anteriores funcionarios. Esperemos que el soberano escoja a los mejores, que esta vez no se equivoque. Diversas opiniones se han vertido con relación a la nominación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social que, en este Gobierno, ha sido convertido en la máxima autoridad de la nación, por encima del Parlamento y de la Corte Constitucional. Para muchos, esta entidad debe desaparecer y sus atribuciones encargarse a la Asamblea Nacional.

En cuanto a la realidad provincial, buena parte de la población aspira a confirmar a los grupos comprometidos con el desarrollo de la región, la cual en los últimos años ha avanzado en diversos renglones, de modo particular en el turismo, vialidad, construcciones educativas y urbanismo. El balneario de Las palmas, es una obra que destaca tanto a nivel nacional como internacional, siendo uno de los lugares de recreación más importantes que existen. Aunque faltan caminos de penetración a diversos sectores campesinos, contamos con vías carrozables de primera y los motorizados pueden llegar a sectores inaccesibles hasta hace poco tiempo, aunque los reclamos campesinos aun subsisten.

El avance educativo no se ha producido como todos hubiésemos deseado, debido a que desde el Ministerio de Educación no se ha implementado una política adecuada para impulsar el renglón más importante de la sociedad universal y se está pensando en retornar a la escuela unidocente, equivalente a la vuelta a la caverna y la edad de piedra. Si la educación no se ubica en el nivel que exige el avance tecnológico universal, el atraso será el compañero del subdesarrollo y seguirá imperando como bandera de retroceso general.

Vamos a las urnas confiando en la generosidad y buenas intenciones de los políticos que dirigen las diversas agrupaciones, pero tengamos siempre en cuenta las actuaciones pasadas de los falsos conductores; de los que ayer nos ofrecieron castillos de oro y nos engañaron con cuatro cañas y un plástico, haciéndonos creer que se trataba de soluciones modernas para el desarrollo intelectual y material de nuestros niños, jóvenes y de toda la comunidad. Rechacemos a los farsantes de ayer y condenemos sus ambiciones a la tumba del olvido.