Y a los 80 ¿qué?

Hace aproximadamente 20 años, escribí lo que acontece sobre el hombre y la mujer hasta llegar a los 60 años. Ahora tengo más de los 80 y todo lo que ha transcurrido en estos 20 años lo he sentido en carne propia. Por lo tanto, no se trague el cuento que lo mismo es 60 que 80. Ahora los puntos débiles son mayores y decir que no ¡esto una mentira! El orgullo y la jactancia, ahora sí, a los 80, ya no valen ni tienen verdad alguna. Que somos tan varones para repetir el acto sexual, ¿cuál? ¿cómo? ¿dónde? ¿Será que estamos en la otra vida? Creo que no hay vuelta posible, ¿volver a pensar, con qué tiempo? ¿volver hacer papá? No hay que ser pendejo, posiblemente quise decir abuelo.

Farrear a los 80, será como pensar en morir repentinamente. ¿Volver a trotar? infarto seguro. Beber alcohol abundante por decepción, ¿andarás buscando la cirrosis? Cuídate, porque una gripe española o la influenza, fácilmente se te complica en neumonía. Si te aparecen en el cuerpo una protuberancia, en cualquier parte, puede ser cáncer. A partir de los 80 un dolor de cabeza fuerte es sinónimo de derrame cerebral. Un dolor en el pie es sinónimo de gota. Dolores en las manos o de las extremidades podría ser artritis.

Una memoria olvidadiza, puede ser que tengas el mal de Alzheimer. Que te tiemblan las manos: Parkinson. Caray, pensar que 60 es igual a 80 es una seria pendejada… Hay que cuidarse mucho de los 60 a los 80 de la terrible diabetes. A los 80 definitivamente lo que no crece ¡cae!, no funciona. Para muchos te vuelves como el perro perezoso de la casa. ¿Deseas tener el arresto físico? y no puedes, quedas muy mal. Y en las mujeres, aquella ya no lubrica como antes y los deseos se vuelven celestiales.

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