Seis horas de secuestro relatadas por pescadores

RECUPERACIÓN. Kevin fue al único de los cinco pescadores asaltados en altamar, que por su deshidratación fue llevado a una casa de salud.
RECUPERACIÓN. Kevin fue al único de los cinco pescadores asaltados en altamar, que por su deshidratación fue llevado a una casa de salud.

Kevin tenía que regresar el sábado a casa, pero lo hizo el martes, deshidratado y con la novedad que había sido secuestrado en altamar y amenazado de muerte por un grupo de delincuentes armados.

“Ya no quiero que mi hijo se vaya a pescar, son dos veces que le han robado. No quiero que me lo maten”, comentó Joselito con voz entrecortada, mientras su hijo Kevin, de 22 años, era llevado a urgencia médica por su alto grado de deshidratación.

Kevin le narró, mientras le colocaban una intravenosa para rehidratarlo, que los piratas le robaron a unas 37 o 40 millas un día después de salir del puerto de Tonchigüe, cantón Atacames. Pero no le detalló del cómo del asalto y retención.

De esos detalles sí habló Kléver, de 54 años, pescador con tres historias similares y piel curtida por los años expuesto al sol del mar ecuatoriano. “Estábamos de pesca, tranquilos, levantando el espinel, cuando dos lanchas llegaron rápido por la proa. Unos hombres nos apuntaron con sus armas; nosotros (tres) por seguridad no opusimos resistencia”.

Lanzados al piso

“Nos pidieron con gritos que nos lancemos al piso. Lo hicimos. Subieron a la lancha y nos metieron en la proa. Allí pensé que nos matarían”, lo narra sin mayor temor.

Luego enmudece, inclina su cabeza, lleva las manos a su rostro y resignación comenta: “¿qué me quedo haciendo en tierra si acá no hay trabajo?, yo lo que mejor sé hacer es pescar… tendré que volver al mar”.

Así también piensa Leonardo, otro de los secuestrados, quien recuerda con precisión que fueron seis horas en manos de los captores. “Se nos llevaron la comida, el agua y dos motores. Nos dejaron sin nada a la deriva”, lo recuerda. La maldad de los piratas los mantuvo sin rumbo hasta la mañana del domingo pasado, cuando la tripulación de un barco atunero ‘María Isabel’ los divisó a lo lejos.

Al mando de esa nave iba Luis Valenzuela. Él sabe que en esos casos deben aplicar dos acciones: la solidaridad humana y el cumplir con el pacto internacional de aplicar el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida en el Mar o por su acrónimo ingles Solas.

“A los pescadores se los encontró en aguas colombinas. Como estaban a la deriva el agua los arrastró”, detalló el Capitán, quien ayer los trajo hasta el Puerto Comercial de Esmeraldas, donde dos ambulancia del Ministerio de Salud Pública con médico y paramédicos.

Los efectos

El líder del grupo médico era Silvio Cabezas, quien reportó en entre los cinco pescadores atendidos, todos esmeraldeños, según la confirmación de identidad de un Funcionario de Migración que estuvo en el recibimiento, ninguno tenía deshidratación severa.

“Uno es hipertenso, tres estaban estable y, a uno, Kevin, se lo colocó un suero y se lo llevó a observación hasta el Centro de Salud Tipo C Las Palmas”, detalló el procedimiento médico realizado ayer antes de las 07:00 que arribó el barco atunero con los pescadores secuestrados.

“El capitán del barco cumpliendo con el Código internacional de búsqueda y rescate se comunicó con la Capitanía de Puerto, luego coordinamos con Tumaco y familiares”, detalló el procedimiento de rescate, el representante de la Capitanía de Puerto de Esmeraldas en procedimiento de ayer, Rafael Cobo.