Cuando se ve a la crisis como una oportunidad

Una caja parlante es ahora el asiento para los clientes del peluquero Deuson González. Un saco de yute lleno al 50% se convirtió en el soporte del espejo, para que los usuarios observen su corte de cabello.

Hasta hace un par de meses el colombiano llegado a Esmeraldas hace casi tres años, tenía su peluquería en un sitio más confortable, pagaba el arriendo, los clientes llegaban y los ingresos para la familia estaban a buen ritmo, hasta que se enfermó.

La dolencia lo obligó a cerrar temporalmente el lugar, por lo que tampoco pagó el alquiler. Al regresar, la dueña de casa le impidió el ingreso y desde ese día su realidad cambió. Quienes lo buscaban en el ‘viejo’ local no lo hallaban, por lo que iba sumando deudas.

Buena actitud

Frente al problema, le pidió a un amigo que le preste un lugar frente al estacionamiento municipal de las calles Pedro Vicente Maldonado y 9 de Octubre, en la ciudad de Esmeraldas, para volver a trabajar en su oficio de peluquero.

El pedido fue aceptado. Deuson González estaba claro que el lugar no es el más lindo, pero hay que trabajar. “Yo cobro 2.50 dólares por el corte de cabello, pero si alguien tiene 1,50 lo ayudo y me ayudo”, comenta el padre de familia colombiano legalizado en Ecuador, quien frente a la crisis personal, buscó una alternativa laboral sin llegar a delinquir.