Adolescentes y su incertidumbre post Bachillerato

INCERTIDUMBRE. Culminar el colegio a muchos de los estudiantes les aterra, pues asumir responsabilidades de trabajo y estudios superiores, no siempre son conseguidos ante las problemáticas que se les presenta.
INCERTIDUMBRE. Culminar el colegio a muchos de los estudiantes les aterra, pues asumir responsabilidades de trabajo y estudios superiores, no siempre son conseguidos ante las problemáticas que se les presenta.

Una rápida vinculación de los estudiantes a su futuro luego de las aulas en el Bachillerato, genera incertidumbre y falta de compromiso entre ellos mismos. Ante esto, seis adolescentes de la Unidad Educativa ‘Eloy Alfaro’ de Esmeraldas, analizan parte de las problemáticas que aparecen al término de su etapa en el colegio.

La primera de ellas, aunque parezca irónico, recae en ni siquiera haberlo imaginado, una condición de la que aún no se preocupa o toma con seriedad, Roger Ramos de 15 años, estudiante de segundo de bachillerato, pues al creer que tiene aún un año para pensarlo, deja por sentado que el tiempo lo ayudará.

Algo en lo que desacuerda su compañera, Janny Caicedo, de 15 años, que decidida y sin mostrar alguna duda de su plan, establece continuar la universidad en la carrera de Ingeniería en Sistemas. Además, reconoce que sus padres la apoyarán en los estudios superiores, aun así trabajará, no sabe en qué, pero reconoce que cualquier labor, por sencilla que sea, le será reconfortante.

No es tan fácil

Llegar a la educación superior, no es nada fácil, avizora Steven Aguirre, de 17 años, entre las historias que ha escuchado, muchos desertan al no conseguir el puntaje adecuado, se decepcionan y acaban trabajando en la construcción o empleos poco adecuados.

Una realidad que espera no encontrarse, pero que da paso a otra contrariedad, la falta de tiempo. Rosalía Campozano, de 17 años, intenta graficarse dentro de un trabajo y en las aulas, cree que las dos acciones pueden completarse con normalidad, aunque todo está, en encontrar un empleo.

“Voy a trabajar y a pagarme mis estudios, pero no sé cuánto de eso pueda conseguir, aquí no hay muchas fuentes de trabajo y las que sí existen, son largas jornadas”, lamenta solo decirlo, porque su futuro es incierto, y le queda un solo período para acomodarlo.

Estar aptos

La confianza de sus habilidades, se transforma en una dificultad más. Aldo Bustos, de 15 años, no se encuentra seguro de sí lo aprendido en el colegio será suficiente para acarrear las responsabilidades que adquirirá una vez le entreguen su título de bachiller.

Con profunda convicción señala que en su unidad educativa, lo instruyen de manera adecuada, pero aún no tiene escenarios reales dónde incursionar o cómo poner en práctica lo aprendido y hacia allá dirige su recomendación para el Ministerio de Educación.

Pauloba Colobón, de 14 años, pronto pasará a tercero de bachillerato, ante le pregunta de si le genera o no incertidumbre su salida del colegio, con un monosílabo lo negó. Tal apremio, no fue consciente dijo después, porque el miedo si está presente en ella, su sueño es estudiar en Guayaquil, pero aún no sabe cómo conseguirlo.

Por eso, cree oportuno mejorar su educación ahora que es aún posible, adecuado las salas de cómputo, trayendo a conferencistas o profesionales de las universidades para que los guíen o aconsejen en el paso que pronto darán, y al que con unos cuantos quemeimportismo, muchos de sus compañeros aún están.

‘Hay que educar

a emprendedores’

Entre las problemáticas que ahonda al estudiante, también está inmerso el docente o la autoridad principal del centro educativo. En este caso, su vicerrector, Leonardo Padilla, quien hace poco asumió esa competencia, ha planeado elevar los procesos de emprendimientos que existen dentro de la institución.

Donde hay artistas, creadores de instrumentos, de desinfectantes, guías turísticos, estudiantes de protocolo, de realización de eventos y otros, que poco pueden ser mostrados a la sociedad, tras políticas del mando de Educación.

A ello, apunta el vicerrector, que poco a poco irá mostrando a los esmeraldeños de qué son capaces sus alumnos. Y que a través de un emprendimiento, el futuro no les sea incierto.

‘Así quiero a mi ciudad’

“Con sus áreas verdes recuperadas, que los juegos mecánicos en los distintos parques sean arreglados, y que los esmeraldeños amen más a su tierra”.

Pauloba Colobón, 14 años

Estudiante de la unidad educativa ‘Eloy Alfaro’.


“Quiero una ciudad limpia, donde botar un papel a la calle lleve una sanción, pero todo eso depende que la mentalidad cambie para ser mejores”.

Steven Aguirre, 15 años

Estudiante de la unidad educativa ‘Eloy Alfaro’.


“Sin jóvenes en las calles o sumidos en las drogas, porque eso genera un mal ejemplo a los niños, y esta hermosa ciudad se merece algo mejor que eso”.

Jampier Bazurto, 17 años

Estudiante de la unidad educativa ‘Eloy Alfaro’.


“Más avanzada, con mayor seguridad no solo en sus puntos turísticos, sino en los barrios, donde el hampa poco a poco sumerge en el abandono a las familias”.

Rosalía Campozano, 17 años

Estudiante de la unidad educativa ‘Eloy Alfaro’.


“Una ciudad no solo limpia y segura, sino amable, cálida con el visitante, que no haya peleas por cosas insignificantes, una situación que pasa a menudo en mi Esmeraldas”.

Aldo Bustos, 15 años

Estudiante de la unidad educativa ‘Eloy Alfaro’.


“Con un cambio en nuestro comportamiento, que seamos solidarios y atentos, pero no solo eso, mejorar las condiciones en donde vivimos, agua potable, alcantarillado y en esta era digital, el internet y las computadoras”.

Janny Caicedo, 15 años

Estudiante de la unidad educativa ‘Eloy Alfaro’.