Total desdén e indiferencia

Con total desdén e indiferencia nos han tratado y nos siguen tratando todos los gobiernos de turno y el actual no es la excepción. Hagamos un recorderis y vamos a encontrar el mismo resultado de siempre; la falta de unidad de nuestra devaluada dirigencia politiquera esmeraldeña, permite esto y todos los acontecimientos negativos acumulados en el tiempo. Conciudadanos esmeraldeños, como nos tratan los gobiernos de turno es algo que ya no nos debe extrañar, porque existen claras evidencias que a Esmeraldas la limitan diciéndole que la situación del país en este momento es de una gran crisis económica, sin embargo para otras provincias entregan ingentes cantidades de dinero para megas obras de ciudades elites del país Pichincha, Guayas, Azuay y otras, no es que estas ciudades no se lo merezcan, pero ¿para Esmeraldas qué?

Bonita está la cosa, la refinería de Esmeraldas produce el dinero para obras monumentales para ciudades elites del país y para Esmeraldas y los esmeraldeños solo contaminación, enfermedades muertos y, sobre todo, mentiras; hasta hoy no existe la compensación equitativa que sea acorde de lo que produce la refinería y lo que contamina a la ciudadanía esmeraldeña, inclusive, Lenín Moreno a los jubilados esmeraldeños no los atendió denotando total desdén e indiferencia a estos verdaderos guerreros solitarios que seguramente están queriendo dejar un gran legado de lucha para las futuras generaciones, la lucha que traen en pos de la construcción del nuevo hospital del IESS y la reapertura del hospital Delfina Torres de Concha, pero da pena y vergüenza ajena que la clase politiquera y los gremios sindicales no apoyan esta noble e importante causa que, en síntesis, es bueno para la masa laboral activa que se beneficiaran a futuro.

El Presidente hipócritamente dice: “hay que retribuirle a mis viejecitos lo que se merecen, porque ellos ya entregaron todo su esfuerzo y toda su sabiduría” y por ello les dio ‘yuca’ con su total desdén e indiferencia sin resultado positivo. Lenín Moreno en este hoy, me recuerda mucho a la era de Fabián Alarcón, en que el poder político encabezado por León Febres Cordero bastaba un leve ‘rugido’ para que personalmente un fin de semana viajara con su séquito de colaboradores de confianza a Salinas con el cheque para Guayaquil y el Guayas y hoy el maullar es del ‘minino’ que obliga consuetudinariamente al presidente y su esposa a trasladarse a Guayaquil: ¡a su orden jefe!

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