Reclamo mojigato

FAUSTO MERINO MANCHENO

Toda persona tiene el derecho de pensar de acuerdo con su cultura, a la forma y manera como lo educaron, a la formación religiosa a que lo sometieron sus padres. Esto último, porque nadie nace católico, protestante, judío o islamita. La familia es la que se encarga, sin conocimiento previo del infante y peor de su autorización, de enseñarle los principios religiosos que ellos practican.

Pero de allí a que traten de someter los principios religiosos a la población en general, blandiendo conceptos retardatarios y fanáticos, dizque de respeto a la vida humana, hay una enorme distancia. Esto lo digo al ver imágenes televisivas de decenas -no cientos y peor miles, como ellos afirman- de personas de ambos sexos, la mayoría de mediana edad, que gritan, gesticulan, hacen monigotes de ataúdes, se visten de negro, reclamando por una ley que se tramita en la Asamblea, que permitiría el aborto en casos comprobados de violación individual o grupal.

Todos dicen ser cristianos, católicos y protestantes y la mayoría son mujeres de clases socialmente diferentes de la mayoría de ecuatorianos que son clase pobre y desprotegida. También hace eco de esos reclamos, un vitalicio candidato presidencial, a lo mejor con la creencia de que esa posición suya le proporcionará más votos en la próxima elección.

Habría que preguntarles si en el caso de que una de esas mujeres que ahora se rasgan las vestiduras oponiéndose a la implantación de esa ley, si ellas mismas o una de sus hijas menores o mayores de edad, hubiesen sido sometidas a secuestro y violación por un grupo de desalmados delincuentes, ¿hubiesen protegido el embarazo supuesto de aquella mujer violentada por esos criminales? ¿Permitirían que crezca el futuro ser heredando los rasgos a lo mejor patológicos, físicos o psicológicos de los maleantes causantes del agravio?

En muchos países adelantados del mundo y en unos pocos latinoamericanos, hay leyes que permiten la libre decisión de las mujeres de suspender un embarazo no deseado. Son los gajes de la libertad. Y los hombres y mujeres de mente abierta, deberíamos respetar el espíritu de la reforma propuesta.

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