La teoría del cangrejo

SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

Son 30 años de la caída del muro de Berlín, eso marcó el fin del comunismo en Europa del Este, desmoronada como un domino tras la disolución de la otrora potencia mundial Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El muro con su infame presencia dividía Alemania en dos Repúblicas: la Democrática y la Federal, es decir, Occidental y Oriental de corte socialista.

Fueron épicas las fugas desde la opresión socialista hacia la ansiada libertad democrática, muchos de estos escapes se documentaron en películas, las fugas se hicieron en globos, por túneles y otras rasgándose la piel entre las alambradas, muchas terminaron bajo las balas opresoras. Hoy quedan pocos países socialistas. En Latinoamérica, Cuba mantiene el obsoleto sistema a pesar de la disolución soviética, además, están Nicaragua, Venezuela y Argentina que nuevamente fue tomada por este populismo corrupto y Bolivia que finalmente se liberó.

La literatura ha mostrado la desilusión de las nuevas generaciones ante la decepción que causa ver élites privilegiadas, los oportunismos y la verdadera inequidad de la ideología marxista. En la obra de J.E. Adoun ‘Entre Marx y una mujer desnuda’, ya es visible este dilema, que es más evidente en ‘Teoría del desencanto’ de R. Pérez Torres, ambientada en el Quito de los 70’. Son una velada crítica al marxismo como doctrina del fallido comunismo y socialismo. Magistrales parodias sociales hacen ver lo equivocado del sistema perfecto que alardean estos líderes mesiánicos, como en ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley y las magníficas sátiras sociales ‘El gran hermano’ y ‘Animal farm’ de George Orwell, un brillante disidente socialista inglés.

En el colegio me llegó ‘Marx para principiantes’ en la universidad del último cuarto de siglo, fuimos imbuidos por esta ideología, es clásico que coreamos canciones protestas, gritamos contra el militarismo, lanzamos piedras, inhalamos gas en manifestaciones; simpatizamos con grupos subversivos. Hoy mi capacidad de razonamiento no me permite ser obsecuente seguidor de quienes traicionaron mis ideales juveniles, quienes se creyeron reyezuelos, ser dueños absolutos de la verdad, rufianes asaltantes de la patria.

Que nadie reprima la libertad de empresa ni de expresión, pues, la jaula aunque sea de oro no deja de ser prisión. Ahora no me interesa encasillarme en izquierda o derecha, me mueve el pragmatismo, alguien que haga bien las cosas, que no le robe al Estado y respete los derechos individuales y colectivos. La senda del progreso siempre será hacia delante, en la historia sucumben quienes toman el camino del cangrejo.

[email protected]

SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

Son 30 años de la caída del muro de Berlín, eso marcó el fin del comunismo en Europa del Este, desmoronada como un domino tras la disolución de la otrora potencia mundial Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El muro con su infame presencia dividía Alemania en dos Repúblicas: la Democrática y la Federal, es decir, Occidental y Oriental de corte socialista.

Fueron épicas las fugas desde la opresión socialista hacia la ansiada libertad democrática, muchos de estos escapes se documentaron en películas, las fugas se hicieron en globos, por túneles y otras rasgándose la piel entre las alambradas, muchas terminaron bajo las balas opresoras. Hoy quedan pocos países socialistas. En Latinoamérica, Cuba mantiene el obsoleto sistema a pesar de la disolución soviética, además, están Nicaragua, Venezuela y Argentina que nuevamente fue tomada por este populismo corrupto y Bolivia que finalmente se liberó.

La literatura ha mostrado la desilusión de las nuevas generaciones ante la decepción que causa ver élites privilegiadas, los oportunismos y la verdadera inequidad de la ideología marxista. En la obra de J.E. Adoun ‘Entre Marx y una mujer desnuda’, ya es visible este dilema, que es más evidente en ‘Teoría del desencanto’ de R. Pérez Torres, ambientada en el Quito de los 70’. Son una velada crítica al marxismo como doctrina del fallido comunismo y socialismo. Magistrales parodias sociales hacen ver lo equivocado del sistema perfecto que alardean estos líderes mesiánicos, como en ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley y las magníficas sátiras sociales ‘El gran hermano’ y ‘Animal farm’ de George Orwell, un brillante disidente socialista inglés.

En el colegio me llegó ‘Marx para principiantes’ en la universidad del último cuarto de siglo, fuimos imbuidos por esta ideología, es clásico que coreamos canciones protestas, gritamos contra el militarismo, lanzamos piedras, inhalamos gas en manifestaciones; simpatizamos con grupos subversivos. Hoy mi capacidad de razonamiento no me permite ser obsecuente seguidor de quienes traicionaron mis ideales juveniles, quienes se creyeron reyezuelos, ser dueños absolutos de la verdad, rufianes asaltantes de la patria.

Que nadie reprima la libertad de empresa ni de expresión, pues, la jaula aunque sea de oro no deja de ser prisión. Ahora no me interesa encasillarme en izquierda o derecha, me mueve el pragmatismo, alguien que haga bien las cosas, que no le robe al Estado y respete los derechos individuales y colectivos. La senda del progreso siempre será hacia delante, en la historia sucumben quienes toman el camino del cangrejo.

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Son 30 años de la caída del muro de Berlín, eso marcó el fin del comunismo en Europa del Este, desmoronada como un domino tras la disolución de la otrora potencia mundial Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El muro con su infame presencia dividía Alemania en dos Repúblicas: la Democrática y la Federal, es decir, Occidental y Oriental de corte socialista.

Fueron épicas las fugas desde la opresión socialista hacia la ansiada libertad democrática, muchos de estos escapes se documentaron en películas, las fugas se hicieron en globos, por túneles y otras rasgándose la piel entre las alambradas, muchas terminaron bajo las balas opresoras. Hoy quedan pocos países socialistas. En Latinoamérica, Cuba mantiene el obsoleto sistema a pesar de la disolución soviética, además, están Nicaragua, Venezuela y Argentina que nuevamente fue tomada por este populismo corrupto y Bolivia que finalmente se liberó.

La literatura ha mostrado la desilusión de las nuevas generaciones ante la decepción que causa ver élites privilegiadas, los oportunismos y la verdadera inequidad de la ideología marxista. En la obra de J.E. Adoun ‘Entre Marx y una mujer desnuda’, ya es visible este dilema, que es más evidente en ‘Teoría del desencanto’ de R. Pérez Torres, ambientada en el Quito de los 70’. Son una velada crítica al marxismo como doctrina del fallido comunismo y socialismo. Magistrales parodias sociales hacen ver lo equivocado del sistema perfecto que alardean estos líderes mesiánicos, como en ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley y las magníficas sátiras sociales ‘El gran hermano’ y ‘Animal farm’ de George Orwell, un brillante disidente socialista inglés.

En el colegio me llegó ‘Marx para principiantes’ en la universidad del último cuarto de siglo, fuimos imbuidos por esta ideología, es clásico que coreamos canciones protestas, gritamos contra el militarismo, lanzamos piedras, inhalamos gas en manifestaciones; simpatizamos con grupos subversivos. Hoy mi capacidad de razonamiento no me permite ser obsecuente seguidor de quienes traicionaron mis ideales juveniles, quienes se creyeron reyezuelos, ser dueños absolutos de la verdad, rufianes asaltantes de la patria.

Que nadie reprima la libertad de empresa ni de expresión, pues, la jaula aunque sea de oro no deja de ser prisión. Ahora no me interesa encasillarme en izquierda o derecha, me mueve el pragmatismo, alguien que haga bien las cosas, que no le robe al Estado y respete los derechos individuales y colectivos. La senda del progreso siempre será hacia delante, en la historia sucumben quienes toman el camino del cangrejo.

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Son 30 años de la caída del muro de Berlín, eso marcó el fin del comunismo en Europa del Este, desmoronada como un domino tras la disolución de la otrora potencia mundial Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El muro con su infame presencia dividía Alemania en dos Repúblicas: la Democrática y la Federal, es decir, Occidental y Oriental de corte socialista.

Fueron épicas las fugas desde la opresión socialista hacia la ansiada libertad democrática, muchos de estos escapes se documentaron en películas, las fugas se hicieron en globos, por túneles y otras rasgándose la piel entre las alambradas, muchas terminaron bajo las balas opresoras. Hoy quedan pocos países socialistas. En Latinoamérica, Cuba mantiene el obsoleto sistema a pesar de la disolución soviética, además, están Nicaragua, Venezuela y Argentina que nuevamente fue tomada por este populismo corrupto y Bolivia que finalmente se liberó.

La literatura ha mostrado la desilusión de las nuevas generaciones ante la decepción que causa ver élites privilegiadas, los oportunismos y la verdadera inequidad de la ideología marxista. En la obra de J.E. Adoun ‘Entre Marx y una mujer desnuda’, ya es visible este dilema, que es más evidente en ‘Teoría del desencanto’ de R. Pérez Torres, ambientada en el Quito de los 70’. Son una velada crítica al marxismo como doctrina del fallido comunismo y socialismo. Magistrales parodias sociales hacen ver lo equivocado del sistema perfecto que alardean estos líderes mesiánicos, como en ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley y las magníficas sátiras sociales ‘El gran hermano’ y ‘Animal farm’ de George Orwell, un brillante disidente socialista inglés.

En el colegio me llegó ‘Marx para principiantes’ en la universidad del último cuarto de siglo, fuimos imbuidos por esta ideología, es clásico que coreamos canciones protestas, gritamos contra el militarismo, lanzamos piedras, inhalamos gas en manifestaciones; simpatizamos con grupos subversivos. Hoy mi capacidad de razonamiento no me permite ser obsecuente seguidor de quienes traicionaron mis ideales juveniles, quienes se creyeron reyezuelos, ser dueños absolutos de la verdad, rufianes asaltantes de la patria.

Que nadie reprima la libertad de empresa ni de expresión, pues, la jaula aunque sea de oro no deja de ser prisión. Ahora no me interesa encasillarme en izquierda o derecha, me mueve el pragmatismo, alguien que haga bien las cosas, que no le robe al Estado y respete los derechos individuales y colectivos. La senda del progreso siempre será hacia delante, en la historia sucumben quienes toman el camino del cangrejo.

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