Estudiantes se orientan con la práctica de su especialización

Obtener una experiencia más allá de las aulas, es lo que brindan las prácticas o pasantías pre-profesionales, que tanto alumnos de bachillerato como universitarios deben realizar para la obtención de su título.

¿Pero son necesarias? ¿En qué ayudan? o ¿Cómo pueden ser mejoradas? Son las inquietudes realizadas a seis jóvenes, quienes cursaron o deben cursar próximamente sus pasantías y que hoy mantienen una buena predisposición para hablar sobre ellas.

Una de ellas es Jeidy Zambrano, de 20 años, que se graduó en Informática hace varios años y formó parte de una empresa en Esmeraldas, pero hoy continúa sus estudios en la Universidad ‘Luis Vargas Torres’.

La joven analiza que la intención de formar parte de una entidad en la que se proyecta un estudiante como su futuro espacio laboral es positiva, porque, además, se refuerzan conocimientos y genera una intuición del adolescente, si esa es la carrera que busca o no continuar.

Fallas y experiencia

Mientras que Naslhy Álava, de 18 años, lamenta que existan fallas, porque no siempre hay supervisión continua y termina diciendo que esta debe ser reforzada en el ámbito de que los docentes acudan y observen minuciosamente el trabajo de los alumnos, pues, en muchas ocasiones los mantienen realizando otras actividades.

Parte de la propuesta de las prácticas es que se genere una experiencia laboral a favor de los bachilleres o egresados; por ejemplo, Carlos Arias, de 16 años, estudiante de bachillerato en el Luis Tello, reconoce que el trabajo lo orientará cuando deba salir al ‘campo’, una denominación que realiza a las faenas que realiza fuera de la institución educativa.

Con una similar percepción expone Andrea Rivas, de 17 años, cuya principal ilusión es comenzar a trabajar con sus herramientas, con cables de electricidad y más, lo que le guiará a profesionalizarse luego en una carrera universitaria.

Aplicar conocimientos

“En el campo universitario las prácticas pre-profesionales son de vital importancia”, afirma Adriana Verduga, de 21 años, quien estudia Hotelería y Turismo y busca cumplir sus horas establecidas ya sea en el Ministerio o en alguna entidad hotelera para desempeñar las habilidades aprendidas en el aula, reconociendo para el que no existe marcha atrás para equivocarse.

Como recomendación, Luis Miguel, de 23 años, espera que exista un mayor apoyo de entidades públicas y privadas para los estudiantes, pues, no todas desean que ellos realicen sus pasantías y es por ello que muchos jóvenes no pueden graduarse al no cumplir las horas establecidas.

Obtener una experiencia más allá de las aulas, es lo que brindan las prácticas o pasantías pre-profesionales, que tanto alumnos de bachillerato como universitarios deben realizar para la obtención de su título.

¿Pero son necesarias? ¿En qué ayudan? o ¿Cómo pueden ser mejoradas? Son las inquietudes realizadas a seis jóvenes, quienes cursaron o deben cursar próximamente sus pasantías y que hoy mantienen una buena predisposición para hablar sobre ellas.

Una de ellas es Jeidy Zambrano, de 20 años, que se graduó en Informática hace varios años y formó parte de una empresa en Esmeraldas, pero hoy continúa sus estudios en la Universidad ‘Luis Vargas Torres’.

La joven analiza que la intención de formar parte de una entidad en la que se proyecta un estudiante como su futuro espacio laboral es positiva, porque, además, se refuerzan conocimientos y genera una intuición del adolescente, si esa es la carrera que busca o no continuar.

Fallas y experiencia

Mientras que Naslhy Álava, de 18 años, lamenta que existan fallas, porque no siempre hay supervisión continua y termina diciendo que esta debe ser reforzada en el ámbito de que los docentes acudan y observen minuciosamente el trabajo de los alumnos, pues, en muchas ocasiones los mantienen realizando otras actividades.

Parte de la propuesta de las prácticas es que se genere una experiencia laboral a favor de los bachilleres o egresados; por ejemplo, Carlos Arias, de 16 años, estudiante de bachillerato en el Luis Tello, reconoce que el trabajo lo orientará cuando deba salir al ‘campo’, una denominación que realiza a las faenas que realiza fuera de la institución educativa.

Con una similar percepción expone Andrea Rivas, de 17 años, cuya principal ilusión es comenzar a trabajar con sus herramientas, con cables de electricidad y más, lo que le guiará a profesionalizarse luego en una carrera universitaria.

Aplicar conocimientos

“En el campo universitario las prácticas pre-profesionales son de vital importancia”, afirma Adriana Verduga, de 21 años, quien estudia Hotelería y Turismo y busca cumplir sus horas establecidas ya sea en el Ministerio o en alguna entidad hotelera para desempeñar las habilidades aprendidas en el aula, reconociendo para el que no existe marcha atrás para equivocarse.

Como recomendación, Luis Miguel, de 23 años, espera que exista un mayor apoyo de entidades públicas y privadas para los estudiantes, pues, no todas desean que ellos realicen sus pasantías y es por ello que muchos jóvenes no pueden graduarse al no cumplir las horas establecidas.

Obtener una experiencia más allá de las aulas, es lo que brindan las prácticas o pasantías pre-profesionales, que tanto alumnos de bachillerato como universitarios deben realizar para la obtención de su título.

¿Pero son necesarias? ¿En qué ayudan? o ¿Cómo pueden ser mejoradas? Son las inquietudes realizadas a seis jóvenes, quienes cursaron o deben cursar próximamente sus pasantías y que hoy mantienen una buena predisposición para hablar sobre ellas.

Una de ellas es Jeidy Zambrano, de 20 años, que se graduó en Informática hace varios años y formó parte de una empresa en Esmeraldas, pero hoy continúa sus estudios en la Universidad ‘Luis Vargas Torres’.

La joven analiza que la intención de formar parte de una entidad en la que se proyecta un estudiante como su futuro espacio laboral es positiva, porque, además, se refuerzan conocimientos y genera una intuición del adolescente, si esa es la carrera que busca o no continuar.

Fallas y experiencia

Mientras que Naslhy Álava, de 18 años, lamenta que existan fallas, porque no siempre hay supervisión continua y termina diciendo que esta debe ser reforzada en el ámbito de que los docentes acudan y observen minuciosamente el trabajo de los alumnos, pues, en muchas ocasiones los mantienen realizando otras actividades.

Parte de la propuesta de las prácticas es que se genere una experiencia laboral a favor de los bachilleres o egresados; por ejemplo, Carlos Arias, de 16 años, estudiante de bachillerato en el Luis Tello, reconoce que el trabajo lo orientará cuando deba salir al ‘campo’, una denominación que realiza a las faenas que realiza fuera de la institución educativa.

Con una similar percepción expone Andrea Rivas, de 17 años, cuya principal ilusión es comenzar a trabajar con sus herramientas, con cables de electricidad y más, lo que le guiará a profesionalizarse luego en una carrera universitaria.

Aplicar conocimientos

“En el campo universitario las prácticas pre-profesionales son de vital importancia”, afirma Adriana Verduga, de 21 años, quien estudia Hotelería y Turismo y busca cumplir sus horas establecidas ya sea en el Ministerio o en alguna entidad hotelera para desempeñar las habilidades aprendidas en el aula, reconociendo para el que no existe marcha atrás para equivocarse.

Como recomendación, Luis Miguel, de 23 años, espera que exista un mayor apoyo de entidades públicas y privadas para los estudiantes, pues, no todas desean que ellos realicen sus pasantías y es por ello que muchos jóvenes no pueden graduarse al no cumplir las horas establecidas.

Obtener una experiencia más allá de las aulas, es lo que brindan las prácticas o pasantías pre-profesionales, que tanto alumnos de bachillerato como universitarios deben realizar para la obtención de su título.

¿Pero son necesarias? ¿En qué ayudan? o ¿Cómo pueden ser mejoradas? Son las inquietudes realizadas a seis jóvenes, quienes cursaron o deben cursar próximamente sus pasantías y que hoy mantienen una buena predisposición para hablar sobre ellas.

Una de ellas es Jeidy Zambrano, de 20 años, que se graduó en Informática hace varios años y formó parte de una empresa en Esmeraldas, pero hoy continúa sus estudios en la Universidad ‘Luis Vargas Torres’.

La joven analiza que la intención de formar parte de una entidad en la que se proyecta un estudiante como su futuro espacio laboral es positiva, porque, además, se refuerzan conocimientos y genera una intuición del adolescente, si esa es la carrera que busca o no continuar.

Fallas y experiencia

Mientras que Naslhy Álava, de 18 años, lamenta que existan fallas, porque no siempre hay supervisión continua y termina diciendo que esta debe ser reforzada en el ámbito de que los docentes acudan y observen minuciosamente el trabajo de los alumnos, pues, en muchas ocasiones los mantienen realizando otras actividades.

Parte de la propuesta de las prácticas es que se genere una experiencia laboral a favor de los bachilleres o egresados; por ejemplo, Carlos Arias, de 16 años, estudiante de bachillerato en el Luis Tello, reconoce que el trabajo lo orientará cuando deba salir al ‘campo’, una denominación que realiza a las faenas que realiza fuera de la institución educativa.

Con una similar percepción expone Andrea Rivas, de 17 años, cuya principal ilusión es comenzar a trabajar con sus herramientas, con cables de electricidad y más, lo que le guiará a profesionalizarse luego en una carrera universitaria.

Aplicar conocimientos

“En el campo universitario las prácticas pre-profesionales son de vital importancia”, afirma Adriana Verduga, de 21 años, quien estudia Hotelería y Turismo y busca cumplir sus horas establecidas ya sea en el Ministerio o en alguna entidad hotelera para desempeñar las habilidades aprendidas en el aula, reconociendo para el que no existe marcha atrás para equivocarse.

Como recomendación, Luis Miguel, de 23 años, espera que exista un mayor apoyo de entidades públicas y privadas para los estudiantes, pues, no todas desean que ellos realicen sus pasantías y es por ello que muchos jóvenes no pueden graduarse al no cumplir las horas establecidas.