El IESS quebrado

La legislación ecuatoriana tiene normas esenciales relacionadas a la edad y al tiempo de servicio que se impone a los trabajadores públicos y privados para la jubilación. La patronal, la paga el estado, y la empresa privada a los trabajadores, la personal la paga anticipadamente el empleado con descuento en la nómina; desde su primer sueldo hasta que cumpla por lo menos sesenta años de edad, y treinta de servicio, con estos requisitos puede jubilarse.

El IESS originalmente nació con los aportes de los empleados, consecuentemente de acorde con la ley, son ellos los dueños de esta noble institución que con todas sus debilidades entrega servicio de salud y, créditos tanto hipotecarios como quirografarios a sus afiliados, pensionistas y jubilados.

El seguro social, desde su inicio funcionó con aparente normalidad, aunque en su interior, los consejos directivos hacen de las suyas, creando disposiciones y reglamentos que con distintos conceptos suman sueldos dorados a funcionarios de alto rango y a todos los operadores. Algunos expresidentes entre ellos Lucio Gutiérrez y Sixto Durán Ballén intentaron asaltar el IESS pero hubo fuerte oposición, sin embargo, cuando llegó al gobierno el autócrata “fantasmagórico” Rafael Correa Delgado, escarbó en todas las instituciones buscando millones de dólares y aplicando un esguince que violó el art. 371 de la Constitución, aplicando un decreto mediante el cual retiró todos los millones de la liquidez con el artificio que el Estado firmaba una garantía en caso de urgencias del IESS el Estado depositará en su cuenta los millones que necesite.

De esta forma usando la teoría de la supuesta legalidad y la democracia convenció a los responsables argumentando que tenían mucha liquidez y que por lo tanto esos millones estaban mejor guardados en la caja chica de su bolsillo equilibrando el flujo de caja con bonos del estado “Basura” y además ya hacen trece años firmó el decreto 237 con lo cual suspendió el 40% que es obligación del Estado pagar al IESS. Esta institución por siempre, es víctima de atracadores internos y externos, que han quebrado sus arcas.

Los primeros son sus propios empleados y órganos directivos y los segundos, el autócrata como también los proveedores vinculados, que realizan negociados con precios inflados mejor llamados sobreprecios, incluida la época de Covid-19. Napoleón dijo: “Con audacia se puede intentar todo, pero no conseguirlo todo”.

El autócrata asaltante y los voraces inhumanos empleados del IESS y hospitales robaron, pero no consiguieron guardar el secreto. Felicitaciones a la Dra. Diana Salazar Fiscal General del Estado que pidió a los jueces y con pruebas suficientes demostró el delito que lo condenó a ocho años de prisión a Correa y los otros están procesados. José Saramago de Souza dijo: “El dinero es una enfermedad y la democracia es una fachada que utilizan los políticos para engañar y apropiarse del dinero del pueblo”. Estas expresiones son verdaderas, por eso los políticos han devastado el IESS y al estado, los tienen al garete y al no dudarlo solamente habrá liquidez para pago de obligaciones a los dueños hasta noviembre de 2020.

Armando Daza Quiñónez

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