Cuidado con la impunidad…

Lo común en el Ecuador, y a lo que nos hemos acostumbrado, es que los presidentes de la república o altos funcionarios públicos, terminen sus mandatos en calidad de prófugos de la justicia, como Mahuad, Bucaram, Correa y tantos otros que se ausentan a buen recaudo para disfrutar lo mal habido y vivir listos a que sus causas prescriban, o a realizar cualquier componenda, para retornar en calidad redentores a “enmendar” la vida de las grandes mayorías empobrecidas, a quienes precisamente le vaciaron los bolsillos en circunstancias indignantemente bochornosas.

A lo anterior se suma la débil memoria política que tiene el pueblo nacional para recordar los escándalos públicos, en medio de los cuales, desaparecen estos personajes indeseables, cuyo descaro no tiene límites, pues a pesar de la evidencia de sus atracos, se las juegan como adalides de la nación.

En estos días la Fiscalía del Guayas allanó la casa de Abdalá Bucaram, quien vivió veinte años autoexiliado en Panamá, gozando de la vida, en medio de lujos y jaranas que lo volvieron famoso allá, desde donde hacía videos histriónicos para comentar a su antojo las circunstancias políticas del Ecuador. Ahora, en su domicilio de Guayaquil, se encontraron más de 7.000 insumos médicos que coinciden con los investigados en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo.

A la vez fue detenido el prefecto Carlos Luis Morales, ex arquero de “Barcelona”, a quien se le investiga por tráfico de influencias en un chanchullo en el que están involucrados sus hijastros y esposa, aún prófugos.

También en Quito la administración municipal se ensucia porque inexplicablemente la Empresa de Agua Potable, hace giros espectaculares desde su cuenta al exterior.

Todo esto sucede en medio del caos económico y social en el que vivimos, con miles de desempleados y una terrible angustia por las obligaciones que no esperan y ahogan a la población.

Qué terrible es pensar que la desgracia de la población, es la oportunidad para los avivatos de siempre, que no escarmientan con nada y están al asecho de lucrar a como dé lugar para seguir amasando fortunas miserables.

Ojalá los esfuerzos de la fiscalía, que parecer ser la única que cumple con su trabajo, no sea en vano y la justicia no se “haga la loca” y todo quede en nada, como suele suceder en muchas ocasiones, pues la ciudadanía demanda las investigaciones pertinentes con las consiguientes acciones legales que impidan la impunidad en un momento terriblemente duro para el país.