Celeridad para atacar la corrupción

Por fin se ha movido en la Asamblea Nacional el proyecto de Ley de Extinción de Dominio. En diciembre de 2017 la Fiscalía presentó el proyecto al legislativo y, tras varias modificaciones, no hubo la voluntad política de avanzar hasta esta semana.

La Comisión de Participación aprobó ayer el informe para primer debate de un cuerpo legal que apunta recuperar los bienes y activos fruto de la corrupción, el lavado de dinero y el testaferrismo.

Durante años, hemos pedido a la Asamblea celeridad en el tratamiento de la ley. Como cada día es más evidente, no solo le urge al Estado recuperar millonarias cuantías que con gran habilidad legal y societaria han extraído, y luego escondido, funcionarios públicos, criminales de cuello blanco, narcotraficantes, y algunos que deambulan en el gris terreno de todas las anteriores, sino también a la sociedad, que frustrada e indignada es testigo del miserable alcance del abuso y la corrupción.

El tratamiento de las leyes es una tarea compleja e ingrata, que no cumplirá con su objetivo si aquellos que legislan intentan preservar los intereses políticos de su partido, los económicos de su grupo social, o los individuales de su bolsillo.

Las leyes mal hechas, con intención populista o intereses particulares le cuestan al país tiempo y recursos. Qué mejor ejemplo que la Ley Orgánica de Discapacidades, que permite tales barbaridades como las que se denuncian estos días: evasión de impuestos, beneficios absurdos y hasta la posibilidad de reducir pensiones alimenticias para ciertas personas que no lo necesitan.

La confianza de la gente en sus gobernantes refleja la confianza que tienen los gobernantes en su gente.

Paulo Freire (1921-1997) Pedagogo y filósofo brasileño

Qué hipocresía obligar a actuar por el bien común si, como servidores públicos, no damos el ejemplo.

Barbara Jordan (1936-1996) Educadora, abogada y política estadounidense