Pandemia del robo y el reparto

Los últimos años han demostrado la lucha por el cambio en pos del desarrollo ecuatoriano pero han sido palabras y ofrecimientos de dignatarios y coadyuvantes políticos que hicieron fincar esperanzas en el pueblo ecuatoriano que multitudinariamente se volcó a las urnas en pos de vanas ofertas.

La pillería surgió y convenció a seguidores y adláteres que quisieron ser oferentes de la mentira y la pasión por el dinero y cambio fácil de stándar de vida. La pandemia del robo abunda en nuestro país orquestada por la mafia del reparto.

Llegó el tiempo del vota por mí y aprovecha, apareciendo la crisis económica y moral del país repercutiendo en la forma de vida y abrupta necesidad del pueblo ecuatoriano; nunca se pensó que retornar a la democracia traería desmanes de atracadores que surgieron de la noche a la mañana con poderío económico y ahora con vehículos de alta gama a costa del atropello, falsedad, con carnets aprobados como discapacitados.

Lo que se descubra y desenmascare debe ser sancionado con el peso máximo de la Ley, prisión sin rebaja de años, devolución de lo mal logrado y ser declarados los judas ecuatorianos. Se atrincheraron en instituciones públicas y con prontitud demostraron quienes eran, viviendo de la coima, del abuso y mentira.

La valorización del semejante se la reconoce por sus buenas acciones, las verdaderas manos limpias y no las trilladas por tanta repetición para ocultar los desmanes cometidos. La crisis moral y económica del país la vivimos en el día a día que sale a flote y que agudiza la transparencia de la verdad y la sana moral heredada del buen hogar y cristalina enseñanza pero, la pandemia de la corrupción se enquista cada vez más y el cáncer del robo y el reparto se agudiza notándose el deterioro moral en elevado porcentaje.

María Luisa Gómez de la Torre Gómez