La obra social

Frase que estamos acostumbrados a escuchar, es la frase de le ilusión, de la esperanza, los beneficiados son muy pocos, las frustraciones sobrepasan con amplísimo margen la alegría. Para los escasos beneficiarios, por lo menos, y, como decimos en las tertulias entre amigos, algo es algo, peor es nada; sin duda, uno es más que cero.

La famosa obra social cuando carece de resultados visibles, simplemente no existe, los umbrales de la pobreza ya venían reflejando un peligroso incremento, éste se agudiza ante la inesperada emergencia sanitaria. No se trata de seguir con la visión del pesimismo, por el contrario, es solo por lo menos intentar poder observar con una mejor holística la realidad que vivimos.

La mala costumbre de querer pensar que las dádivas constituyen un avance en el desarrollo de los pueblos, no es más que continuar y seguir creyendo que las personas no tienen la suficiente entereza de lograr la grandeza por sí mismo. Esto es el primer escollo que todo gobierno debe superar; las necesidades básicas no satisfechas siguen reflejando un altísimo porcentaje de no atención.

Las personas tienen un deseo innato de autoanalizarse, para lo que aspiran ser, y que cuentan con la suficiente capacidad en lograr sus objetivos de forma autónoma si se encuentran en un ambiente propicio; uno de los principales motores del desarrollo, sin duda es una buena base de formación educativa, esto es lo que precisamente está ausente en la gran mayoría de sectores que están distante de las grandes ciudades.

El universo de necesidades es amplio, partiendo de las elementales que las personas requerimos como son las fisiológicas; poder respirar, dormir, beber agua, etc., después vendrán otras necesidades que se van presentando y que debemos ir paleando en camino del desarrollo personal y profesional. La obra social tiene y debe ser analizada bajo una holística integral, ¿quién garantiza que nuestros niños y jóvenes que residen en recintos, parroquias rurales, incluso, quienes se encuentran en la misma provincia estén recibiendo una buena educación? la respuesta es clara, nadie.

La mejor contribución de obra social es la educación incluyente, es contar con el punto de partida que ahuyente a nuestros jóvenes de actos que atentan a la moral y buenas costumbres, que esta correlación del esfuerzo a la capacitación personal vaya de la mano en poder contar con un empleo acorde a sus destrezas

Las necesidades siempre han existido, existen y seguirán, hay que vivir con ellas, sin que esto enajene nuestra dignidad.

Eduardo Tabarez Ramirez

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