Una ‘guerrera’ entre la ternura y la firmeza

Distanciamiento.  Lidiar con los parientes de un enfermo de Covid-19 puede ser complicado para Elizabeth Guerrero, pero ella los entiende.
Distanciamiento. Lidiar con los parientes de un enfermo de Covid-19 puede ser complicado para Elizabeth Guerrero, pero ella los entiende.

Durante los cuatro años que Elizabeth Guerrero Escobar lleva trabajando como guardia de seguridad en las puertas del hospital Delfina Torres de Concha, de Esmeraldas ha tenido que lidiar con los caracteres diferentes de cada uno de los familiares de los pacientes que ingresan a la casa de salud.

Su labor no es fácil, pues su vestimenta de celadora, que la acompaña el uso de una radio, un chaleco y otras pertenencias, le dan la apariencia de una mujer de carácter fuerte, pero en su interior también hay ternura. Cada usuario actúa de una manera particular cuando ella no accede a cumplir su requerimiento, que siempre es acompañar a un pariente enfermo.

Antes de la pandemia podía acceder, porque entiende el dolor y la angustia de no estar junto a un ser querido cuando está pasando por problemas de salud, pero con la presencia del coronavirus se extremaron las medidas de protección y el ingreso de personas sanas al área de los enfermos.

Protección

Desde que declararon la pandemia siempre tiene un frasco de alcohol para rociar en las manos a los visitantes, pese a que previamente debieron pasar por la cabina de desinfección que está instalada por el único ingreso a la casa de salud.

Esto lo hace por prevención porque reconoce que le teme a la enfermedad. Ver y saber que un paciente positivo pasa por su lado la aniquila, pero debe continuar porque ese es su trabajo, vigilar y precautelar el orden durante su jornada.

En su hogar ha implementado un ritual de desinfección para asegurarse de no entrar el virus a la morada de su familia. Su labor puede ser de día o de noche, no obstante, el horario no interfiere en el comportamiento de algunos dolientes. Es que cuando llega un enfermo toda la familia quiere estar a su lado. No todos entienden que el acompañamiento es limitado y más ahora que se debe guardar en distanciamiento social. Es ahí cuando Elizabeth es objeto de agresiones verbales, hasta la puerta se la han aventado a la cara; esto y más debe soportar porque ha adquirido paciencia y control de sus reacciones durante los años se servicio. (MBC)