Esmeraldas lucha por seguir siendo el ‘pulmón’ del país

PANORÁMICA. Uno de los beneficios de la conservación de los bosques es que se logra tener un aire más limpio.
PANORÁMICA. Uno de los beneficios de la conservación de los bosques es que se logra tener un aire más limpio.

Al sobrevolar los cantones San Lorenzo y Quinindé, en su zona rural, se logra observar cómo la palma africana sigue ganando espacio. Su siembra tiene sus efectos. Por un lado genera ganancias y fuentes de trabajo, pero la vida silvestre que depende de la protección del bosque e incluso los microorganismos, se ven duramente afectados por la tala.

Cada mes, según datos de la Unidad de bosques de la Dirección zonal de Esmeraldas del Ministerio del Ambiente y Agua, se movilizan unos 20.000 metros cúbicos de madera; el 60% es balsa que no es conformante de un bosque nativo.

Antes de la emergencia sanitaria la Unidad emitía, cada 30 días, unas 25 licencias de manejo forestal sustentable del bosque, para corte, aprovechamiento y movilización, en los dos primeros meses del confinamiento no se dieron permisos, ahora que se retomaron las actividades, no superan los ocho permisos.

Falta inventario

Esa disminución de licencias, a criterio de técnicos ambientales, es un descanso a la formación boscosa. En la Unidad de bosques no tienen un inventario forestal vigente que fije la tasa exacta de cómo avanza la deforestación, por cuando se requiere de estudios multi-temporales que incluyen fotografías aéreas y satelitales que permiten las comparaciones de cómo el cambio de uso de suelo (sembrar monocultivo, por ejemplo) se va expendiendo.

Los 20.000 metros cúbicos de madera que se logra detectar a través de los puestos de control: Tachina, San Mateo y La Marujita, equivale a que unas 8.000 hectáreas fueron taladas. El corte de los árboles no es a raja tabla, sino selectivo, es decir, en una hectárea se tumban unos cuatro macizos ‘maduro’.

Inspeccionar que eso se cumpla, no solo garantiza tener un control del ecosistema, sino que Esmeraldas siga siendo unos de los más grandes ‘pulmones’ del Ecuador gracias a sus ocho áreas protegidas (ver recuadro) donde la vida silvestre está garantizada y fluye las principales nacientes de agua.

CRECIMIENTO. El monocultivo como la palma africana es uno de los que está creciendo en zonas como San Lorenzo.
CRECIMIENTO. El monocultivo como la palma africana es uno de los que está creciendo en zonas como San Lorenzo.

Movimiento ilegal

Entre las ocho zonas los logra cubrir el 22,94% de la superficie de Esmeraldas (363.242 hectáreas), por ello la importancia de que la deforestación para siembra, potreros o viviendas avancen bajo supervisión técnica. En Ecuador, las áreas protegidas representan aproximadamente el 20% del territorio nacional conservado.

La Dirección Zonal reporta 90 metros cúbicos de madera decomisada entre los tres puestos de control de Esmeraldas que se movilizaba ilegalmente; 25 carros fueron retenidos llevando los troncos o madera aserrada sin los respectivos permisos. (MGQ)

La actividad minera ilegal es otro de los factores que influye en la deforestación.

Áreas protegidas de Esmeraldas

Manglares Cayapas-Mataje

Manglares Estuario del Río Muisne-Refugio de Vida Silvestre Reserva Marina Galera San Francisco

Reserva ecológica Cotacachi–Cayapas

La Chiquita-Refugio de Vida Silvestre

Reserva ecológica Mache-Chindul

El Pambilar-Refugio de Vida Silvestre

Estuario del Río Esmeraldas-Refugio de Vida Silvestre