La Bahía de San Mateo y su historia

Se cumplen 494 años de la primera visita y encuentro de dos culturas, indígena costeña ecuatorial y española.

Por: Patricio Guayasamín
El descubrimiento de la histórica Bahía de San Mateo y el río de las Esmeraldas, siguen determinadas el 21 de septiembre de 1526. Su autor mediático, el piloto andaluz Bartolomé Ruiz de Estrada a la par con el primer marinero negro, Andrés de Bocanegra.

La celebración a través del tiempo, siempre la ha conmemorado el pueblo con la regencia de autoridades del cantón y la provincia de Esmeraldas; y hace 14 años con el Gobierno Autónomo Descentralizado parroquial.

La fecha clásica anual de aniversario entre eruditos, de momento en momento ha estado en discusión, pero sólo ha quedado en satisfactorias hipótesis. Y el populacho soberano, cada año ha festejado su fiesta de recordación; haciendo ley y costumbre el legado de sus antepasados nativos.

Celebración diferente

Este año 2020, los parroquianos también fueron amurallados por el Covid 19 y la pandemia. Sin embargo, a su manera celebrarán los 494 años de la primera visita y encuentro de dos culturas, indígena costeña ecuatorial y española. Dejando atrás, el acostumbrado derroche de jolgorio general; donde las comparsas, la feria de comida libre, el fútbol de multitudes, los juegos barriales, el desfile estudiantil, la Sesión Solemne de autoridades y pueblo. Ponían la nota especial como única y máxima distracción popular.

El apelativo de “San Mateo de las Esmeraldas” expresado por el fraile Onofre Esteban en 1588 tiene su origen en la cantidad de piedras verdes y maravillosas, concentradas a lo largo del estuario citado y a la desbordada ambición de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, conductores de la Primera Expedición fracasada que salió de Panamá rumbo a la Mar del Sur. En las naves, Santiaguito y San Cristóbal entre 1524 a 1525.

En una de las tantas pericias de defensa indígena, Almagro pierde un ojo y como venganza decide quemar Las Piedras, la única aldea de su propio refugio. Después de navegar y arribar a varios lugares, llega al río Chirambirá o San Juan cerca a la hoy ciudad de Bucaramanga en Colombia.

Decapitado

Para la Segunda Expedición, contratan al mejor experimentado náutico, que con exclusividad sólo viajaba por aguas vírgenes y en esta ocasión la ruta del Sur resulta su primer gustosa novedad. ¡Qué a las diez de la mañana del 25 de septiembre de 1513 la descubrió el navegante Vasco Núñez de Balboa y la llamó Océano Pacífico! Lamentablemente, este recordado hombre de la cartografía mundial fue decapitado el 14 de enero de 1519; ante una serie de entredichos en sus leales aventuras con la Corona española.

Es dable recordar, que en la primera salida de Bartolomé Ruiz con el carabelín San Cristóbal; los contratantes, se comprometieron “someter y saquear “territorios aborígenes de la costa pacífica de norte a sur. En cambio, Ruiz de Estrada con viento en popa descubría las islas Gorgona y Gallo, que por mucho tiempo fueron recordadas ante el sufrimiento y padecimiento de los aventureros tripulantes.

En alta mar los días crecían como viento galopante, de repente, “El Caballero de la Espuela Dorada” halla vida poblacional y al adentrarse le da el nombre de: La Tola, que en lengua nativa significa Tempulla. Sin duda alguna, de haberse extendido millas más allá; hubiesen contemplado la real riqueza de la actual Tolita Pampa de Oro. Hacedora de trabajos muy finos en platino, cobre, oro y otros metales. Reconociendo el cementerio sagrado de antepasados y que de tiempo en tiempo ha sido destruido y saqueado por propios y extraños. Hoy vigilado por el Estado como simple Patrimonio sin restauración alguna y sin turismo promocional.

Binomio

La San Cristóbal, al elevar anclas surca y surca el Sur. Y costeando ribera penetra por una exuberante vía fluvial de una legua de ancho y paisaje verde multicolor por la variada naturaleza. Llena de arboladas frondosas con cantores de especies increíbles, vegas de platanales, matapalos, ceibos, chíparos, guayabos, guadúas, tabacos, algodones, pambiles, guayacanes, cocoteros, yucas y cementeras de maíz como queriendo volar.

Mientras el bergantín cristobalino flotaba abriéndose paso; Bartolomé del Puerto de Moguer de Palos, descubría la Bahía del Chinto y el río de las Esmeraldas. Más al fondo, el humo aldeano en multitud anunciaba zona de paz. Las anclas se fondearon y Ruiz de Estrada con su comitiva saltaron a tierra. La amistad en jorga esmeraldeña, recibía a inmigrantes extranjeros de aspecto no tan bueno. De cualquier manera, se formalizó el primer binomio humano entre América del Trópico y Europa Meridional.

En la Bahía de San Mateo (nombre por el santo del día 21 de septiembre de 1526) los nativos mostraban perfil de inocencia colectiva muy libre, por no haber dependido de conquista esclavista. En ellos, primaba la producción agropecuaria multiplicadora. La caza de acuerdo a sus necesidades y la pesca cuidando el hábitat de su entorno.

Los habitantes Wasusúes también trabajaban los metales, pero a menor escala. De bambú y hojas de palmeras lucían sus primitivas casas. A vela y remo coqueteaban sus piraguas. En arte, dominaban el labrado al crear cómodas canoas que transportaban más de cincuenta pasajeros. En deporte, sobresalían lanzando flechas y lanzas unas más lejanas que otras. Y transmitían a sus hijos, el buen respeto a los mayores por ser sabios consejeros de los destinos de su etnia.

Turismo

El politeísmo lo cultivaban con mucho amor como el alma al cuerpo para adorar a sus astros dioses y rendían homenaje a la milenaria selva que les dotaba serpientes, pelícanos y lagartos. En el cruce de confianza los indígenas de las piedras verdes, hicieron turismo puro con el Primer Heraldo de las culturas africanas: Andrés de Bocanegra. A éste, lo llevaron a recorrer río adentro y retornó cargado de frutas criollas. Sin olvidar, que al principio les fue un ser muy extraño; por su color de piel y cabello ensortijado que nunca habían visto.

Después de tres días de estancia en convivencia, el Piloto Mayor del Mar del Sur, volvió a tomar la navegación de norte a sur. Y por sus exitosas travesías fue reconocido con honores. Pero cuando ascendía los Andes peruanos camino a Cajamarca, le sorprendió la muerte en 1534.

Patrimonio

Hoy por hoy, la Parroquia de San Mateo, patrimonio materno del inigualable músico, compositor, periodista y poeta romántico: Tácito Ortiz Urriola; sigue marginada por el poder administrativo integral de Esmeraldas. Sus moradores en número de 17 mil habitantes en toda su geografía, carecen de obras públicas. Sus hogares todavía usan pozos sépticos o letrinas porque no tienen alcantarillado. Campea el desempleo, calles con escasas aceras y bordillos, descuido por mantenimiento de algunos lugares públicos.

Lo que prima entre el pueblo como conciencia colectiva es el Derecho Social de Género que antes fallaba y que necesitaba Actas de Compromiso. Lo que más brilla en la juventud masculina y femenina es el fútbol que funciona en la única cancha del Ministerio de Educación que goza de murales artísticos y otras condiciones básicas.

El progreso voluntario ha crecido en emprendimiento sostenible por grupos que se han capacitado en: peluquería, panadería, carpintería, gastronomía y manualidades.

El descubrimiento de San Mateo como primera Costa ecuatoriana hacia el mundo y otros acápites; dejarían interesante economía para el crecimiento y desarrollo turístico global.

Propuesta

La Bahía como núcleo patrimonial, se recrearía un gran Caserío indígena ancestral para atraer inversión extranjera y turismo internacional. Y se podría crear la Casa de Tácito Ortiz como legado artístico de todo un pueblo campesino recordando permanentemente a uno de sus hijos más eximios que ha tenido la provincia de Esmeraldas. Como escultura presencial, el monumento del hacedor épico lírico de las letras y música del Himno esmeraldeño en la persona de Don Tácito.