Ecuador libre de Correa

Parece que así será, pues no dio la cara cuando tuvo la oportunidad de venir a defenderse, y se volvió un prófugo, peor aún lo va a hacer ahora ya sentenciado, no vendrá, talvez seguirá vociferando desde lejos, pero no vendrá, una sensación de frio debe recorrerlo con solo pensar que irá a la cárcel, por eso creo que nos hemos librado de él. Seguramente tiene puestas sus esperanzas en que su títere gane las elecciones y eche por tierra todo lo actuado por la justicia ecuatoriana, y lo que es peor inicie nuevamente el dominio totalitario de los poderes del Estado, volviendo otra vez a la justicia en el brazo que cumple los caprichos y venganzas del sátrapa, echando por tierra la institucionalidad que con tanto esfuerzo hemos recuperado.

Claro está, que esto no lo reconocen los esbirros del prófugo que lloran como viudas, el hecho de que se haya destapado la corruptela más grande de la historia ecuatoriana, dirigida desde el gobierno por Correa, perdieron la capacidad de razonar, para ellos los sentenciados, prófugos y detenidos en base a juicios con cientos de pruebas testimoniales y documentales, son solo “perseguidos políticos” la hoy desbaratada red de delincuencia organizada, que le costó la muerte política a Correa y por lo que le esperan 8 años de cárcel, a él y a una veintena más, eran unos ‘ángeles’ capaces de sacrificarse por la patria, y no los cínicos rateros que se estaban llevando millones de este pueblo empobrecido y escuálido.

La noticia recorrió como un relámpago iluminando todos los confines patrios, ¡Sentenciaron a Correa! Pero eso es sólo “arroz verde” por los caudales de dinero que se desvanecieron, pero aún faltan sobreprecios, abusos y atropellos cometidos, las ilegítimos cancelaciones, los crímenes de Estado; el actual sentenciado podría enfrentar más de 30 juicios lo que puede significarle hasta 50 años de cárcel. Son probables las descalificaciones de los binomios de Arauz y Yacu, pues la Ley debe respetarse, descalificando a cuantos deba descalificarse. La plana mayor “robolucionaria” ha enmudecido, talvez inconforme con las imposiciones de su patrón; él huérfano rebaño amenaza con “grandes marchas” igual dijeron cuando Correa quedó fuera; pero sin poder, sin empleados públicos que movilizar y un chorro de dólares para gastar, no hicieron nada, ni lo harán, una cosa piensa el borrego y otra el que lo trasquila. La sentencia contra Correa quedará como ejemplo de que todos los ecuatorianos volvemos a ser iguales ante la ley.

Shakespeare Abarca