Los pescadores estiman que el 70% de todo lo que llevan del mar al puerto se comercializa lejos de casa.
Veinticinco millones de dólares hicieron posible que el Puerto Pesquero de Esmeraldas se convierta uno de los más modernos del país. Una dársena para 800 fibras, 84 puestos para minoristas, nueve talleres de motores fuera de borda, 10 locales de artesanías, 10 de comida y 50 bodegas de comerciantes para la compra y almacenamiento, son la carta de presentación.
Cuatro años después de su inauguración algunos comportamientos no cambian. Uno de ellos tener como prioridad vender la captura de peces en altamar en otras ciudades y no darle el valor agregado en el entorno para mejorar la calidad de vida del hombre de mar. Para los clientes de la Sierra se separan corvinas y rabudo; al Guayas se va el banderón y piduco, preferentemente.
“El precio lo pone la oferta y la demanda. Si Manta tiene buena pesca y llega con precios bajos al mercado, tenemos que bajar, lo mismo ocurre con ellos”, comentó uno de los 50 dueños de las bodegas del Puerto Pesquero de Esmeraldas, quien ayer junto con varios colaboradores colocaban en las camionetas el mejor producto del mar copado de hielo triturado para llevarlo a otras jurisdicciones.
La inseguridad
Antes de zarpar hasta otros mercados deben tener la guía de movilización que les otorga la Subsecretaría de Recursos Pesquero. El Puerto de Esmeraldas cuenta con dos empacadoras que, aparentemente no logran cubrir la demanda generada por los pescadores esmeraldeños, los que movilizan unas 15.000 toneladas de sus productos del mar cada año.
Algunos minoristas del Puerto Pesquero dejaron sus locales para ubicarse en puestos improvisados de madera que afean el lugar.Los artesanos del mar se muestran renuentes a dar sus nombres, sobre todo cuando el tema incluye la seguridad interna (puerto) y en el mar. Lamentan con amargura que por años sigan siendo golpeados por los ‘piratas’ quienes no dudan en dejarlos a la deriva y llevarse sus lanchas y motores.
“A los piratas no les importa nuestra pesca, a ellos lo que les vale es la lancha y los motores para llevar su droga hasta otros países y dejar todo lo que nos costó (unos 25 mil cuesta equipar una lancha pesquera) botadas nuestras fibras”, revela con molestia el pescador de unos 50 años, el que tiene las manos marcadas por el nailon de las redes que arrastra para la pesca de altura, es decir, más allá de las 30 millas náuticas que está el límite marítimo con Colombia donde se reporta la mayor cantidad de robos a pescadores esmeraldeños. (MGQ)
Puerto Pesquero, atractivo turístico
Observar a los pescadores en su actividad diaria en el Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas, es todo un espectáculo. Unos cargan gavetas llenas de peces, otros los faenan mientras los dueños de bodegas van controlando el peso y la calidad del animal recién traído desde altamar.
Junto a ellos están sus lanchas celestes que generan un gran contraste para captar las mejores fotografías y vídeos de cómo es la vida en un puerto en la zona costera. Las gastronomía es otro de los atractivos. En las inmediaciones está el patio de comida donde los encocaos y ceviches se repiten en cada puesto liderado por mujeres que por años de práctica desarrollaron secretos culinarios que las particularizan. Cada plato, que no supera los 4 dólares, tiene la particularidad de estar elaborado con pescado, camarones y concha, recién extraídos de sus habitad.