La mendicidad no deja de ‘rondar’ la ciudad

Intemperie. Tonny Lameda todas las noches busca un lugar ‘seguro’ para descansar, hallar la comida diaria es una tarea con la que debe lidiar.
Intemperie. Tonny Lameda todas las noches busca un lugar ‘seguro’ para descansar, hallar la comida diaria es una tarea con la que debe lidiar.

Los portales y parques se han convertido en los dormitorios para extranjeros y lugareños en situación de abandono.

Una funda de basura color negro es la ‘sábana’ que cubre la mitad del cuerpo de Tonny Lameda, mientras duerme en un espacio del parque del balneario Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas.

Unos trapos sucios más un bolso, los utiliza como almohada, es así como este venezolano de 40 años, ha improvisado una ‘habitación’ donde duerme a la intemperie, soportando el frío de la noche y de la madrugada, que en ocasiones están acompañadas de lloviznas.

Para él, ubicarse en la parte posterior de donde antes funcionaba el Puesto de Auxilio Inmediato del parque, le da seguridad para pernoctar. “Nosotros que nos toca dormir en las calles, también somos víctimas de la delincuencia; en una ocasión me atacaron con un pico de botella para robarme, ¿no sé qué me iban a robar?”, se preguntó, mientras se observaba y tocaba la cicatriz en una de sus piernas.

El hombre de ojos claros, abandonó su país en busca de días mejores, y por conocer Sudamérica. Estuvo en Brasil y Perú, allá hacía malabares en los semáforos y parques para obtener dinero para subsistir. Luego decidió venir a Ecuador, llegó en marzo, justo cuando se decretaba la pandemia por el Covid-19. En la ciudad, hace la misma actividad, las esquinas de los semáforos son su puesto de trabajo, donde se gana entre 5 y 10 dólares diarios.

Ingresos y limitaciones

No todas las personas que manejan un vehículo le colaboran con dinero, mas, dependiendo de lo que recoja, destina para pagar un cuarto de hotel de tres dólares donde sólo hay una cama y tiene que compartir el servicio higiénico; si el día ha estaba bueno y quiere ver televisión paga cinco dólares, pero si busca mayor comodidad y cuenta con los recursos económico, alquila la habitación de 8 o 10 dólares que tiene baño privado y otras comodidades.

Cuando no hay nada de plata, le toca dormir debajo de los portales como lo está haciendo en los últimos días. Antes dormía por el malecón de Las Palmas al que califica como peligroso. Para Tonny Lameda dormir en la calle es lidiar con hampones y “con locos de verdad, locos agresivos que usan hasta armas”. Agrega, que él es un viajero, no roba ni ataca a nadie.

“A mí sólo me pueden robar la felicidad”, comentó con una sonrisa. Durante estos ocho meses ha buscado ayuda. En HIAS le colaboraron con 80 dólares que se le acabaron en cuatro días.

La situación de indigencia también la padece Gustavo Hernández Ortiz. Nació en Bucaramanga, Colombia, pero sus padres se mudaron a Venezuela cuando él era un bebé. Su vida transcurrió en ese país hasta que la situación económica se complicó y lo obligó a emigrar. Para llegar a Ecuador lo hizo caminando y haciendo dedo. Tardo 15 días; llegó con la ilusión de trabajar como latero, por eso trajo todas sus herramientas que le fueron robadas. Él también duerme en el parque de Las Palmas.

CHAMBERO. Otros indigentes recorren la ciudad de Esmeraldas, sin que nadie se inmute.
CHAMBERO. Otros indigentes recorren la ciudad de Esmeraldas, sin que nadie se inmute.

Escasez laboral

Está en Esmeraldas desde que empezó la pandemia por el coronavirus, y no encuentra dónde laborar. Dice que puede trabajar en un taller mecánico o reparar puertas de metal. El anhelo de este hombre que ya supera los 65 años, es poder ganar dinero para enviar a su familia que también está pasando hambre en Venezuela, sin embargo, ese deseo se desvanece porque se ha convertido en un indigente que come y viste por la generosidad de algunas personas. Aún no recibe ayuda de ningún organismo.

Entre los mendigos están niños con sus madres que permanecen horas en la intemperie.Se considera un hombre comedido y eso ha hecho que algunos vecinos del parque de Las Palmas le solicitan hacer algún oficio en los exteriores de las viviendas y le regalan comida o alguna moneda. Por bañarse debe pagar un dólar. “Aquí hay gente buena, en uno de los baños del malecón, la chica me ve con ojos de piedad y me deja usar los sanitarios sin cobrarme nada, pero en otros, debo pagar 15 centavos si únicamente voy a orinar, y muchas veces esos centavos me hacen falta”, comentó.

Gustavo es de contextura gruesa, y también ha sido atracado por los delincuentes quienes se le llevaron la caja de herramientas que estaba valorada en 70 millones de bolívares, desconoce el monto en dólares; lo cierto es que ahora se quedó sin herramienta y sin plaza de empleo. Su pedido es a la ciudadanía para que le colabore con ropa, que se la pueden entregar en el parque de Las Palmas. (MBC)

NECESIDAD. Gustavo Hernández., tiene 67 años, llegó de Venezuela y sólo cuenta con la ropa que lleva puesta.
NECESIDAD. Gustavo Hernández., tiene 67 años, llegó de Venezuela y sólo cuenta con la ropa que lleva puesta.

HIAS en Esmeraldas

El trabajo que realiza HIAS en Esmeraldas con los extranjeros, no se pudo conocer debido a que la persona responsable se hallaba ocupada. De acuerdo con su portal web, la organización promueve el acceso a fuentes de empleo y/o autoempleo para fomentar el desarrollo de medios de vida sostenibles de las familias que llegan a Ecuador. HIAS trabaja en Ecuador desde 2003 y cuenta con 11 oficinas ubicadas en las ciudades de Esmeraldas, Las Palmas; Cuenca, Guayaquil, Ibarra, Lago Agrio, Quito, San Lorenzo, Santo Domingo y Tulcán.