El propósito del desarrollo

La idea de desarrollo ha sido altamente cuestionada en los últimos tiempos. Desde la teoría critica se elevan voces que descalifican esta idea como un dispositivo de dominación al servicio de ciertos patrones de control de regulación mundial.

La idea del desarrollo estaría conformada bajo los criterios de una razón instrumental y tecnológica que termina siendo funcional a los intereses del sistema capitalista neoliberal. Se trata de una idea movilizadora que alinea en una misma vía, cualquier intento de generar avances cualitativos en las sociedades humanas, reduciéndolos a indicadores cuantitativos y de crecimiento económico.

No obstante, parecería que la idea de desarrollo no solo ha logrado erradicar los problemas de inequidad, de pobreza, de insatisfacción y de deterioro de la naturaleza al nivel mundial, sino que los ha profundizado convirtiendo el desarrollo en una de las causas del mal-desarrollo de nuestras sociedades. Sin negar el valor del avance tecnológico e industrial de las “alternativas” de desarrollo netamente economicista han puesto alternativas que humanizan ese gran imaginario social que determina nuestro modo de viuda y nuestras aspiraciones de futuro, proponiendo variantes, como el desarrollo sostenible, el desarrollo a escala humana, el desarrollo justo.

Mientras que las corrientes más heterodoxas y críticas hablan de “alternativas al desarrollo”. En nuestro caso, estas “alternativas al desarrollo” bien podrían denominarse como Buen Vivir. Pero, ¿qué tiene que ver la educación con el desarrollo? ¿Como es posible contribuir a generar miradas críticas al desarrollo desde la educación y pedagogía? ¿Qué experiencias transformadoras pueden contarse a partir del pensamiento de estos aspectos fundamentales para el futuro de nuestra sociedad?

Son muchos los retos que como sociedad tenemos con nuestro respecto a la reflexión y análisis sobre el tema del desarrollo y particularmente desde la mirada de la educación, pero es crucial que vayamos posicionando este ejercicio en nuestra sociedad y en la academia.

Gabriel Quiñónez Díaz

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