Volver a leer a De la Cuadra

Manuel Castro M.
Una gran generación de escritores ecuatorianos
Hay que volver a la gran generación de escritores de los años 30. Coincidieron con el despertar social del pueblo ecuatoriano. Existieron diferencias entre ellos literarias y políticas, pero son evidentes sus similitudes: tienen una propuesta radicalmente nueva, una expresión y registro del entorno social, geográfico, humano, los mitos, de las creencias del pueblo, dejando la idea del arte como ornamento retórico, como lo han evidenciado críticos nacionales y extranjeros.

Y José de la Cuadra llamó a esa actitud “de denuncia y protesta”. Desgraciadamente  sus obras han quedado para los análisis literarios y políticos, pero no hay lectores de las nuevas generaciones, cuando la lectura de tales inspiradas creaciones literarias producen desde diversión hasta sorpresa y encantamiento, que es lo que busca cada lector, antes de aburrirse con otras obras, modernas  o no, y cerrar de inmediato y sin miedo  tal  libro, como aconsejaban Borges  y Gabriel García Márquez, expertos e inmensos lectores, maestros en escoger y divertirse con sus lecturas.

¿Quién fue José de la Cuadra?
José de la Cuadra (1903-1941). Guayaquileño. Vivió intensamente sus desafíos vitales: su vocación literaria y su fervor político. Vivió la matanza del 15 de noviembre de 1922, junto con la Revolución Juliana de 1925, la fundación del Partido Socialista Ecuatoriano y la publicación de “Los que se van” (Demetrio Aguilera Mata, Joaquín Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert), un hito en la literatura ecuatoriana, quienes rompieron los esquemas literarios de una época enclavada en los modelos europeos. Murió en Guayaquil a poco de haber cumplido 37 años. Abogado, ejerció como Juez Primero del Crimen, profesor y luego vicerrector del Colegio Vicente Rocafuerte, por ser miembro del Partido Socialista fue subsecretario de gobierno, secretario general de la administración

pública, Visitador Consular con sede en Buenos Aires para Perú, Argentina, Uruguay y Brasil. Ejerció otras tareas alejadas de su oficio de escritor como la de ser delegado del gobierno de Enríquez Gallo para el estudio de las leyes expedidas durante el régimen de Federico Páez. Escribía y publicaba cuentos desde los 16 años,  datos que los consigna María Augusta Vintimilla, Investigadora de la Universidad Estatal de Cuenca, en su Estudio Introductorio a DOCE RELATOS LOS SANGURIMAS de José de la Cuadra.

José De La Cuadra Y García Márquez
Sus obras principales son “Los Sangurimas”, “La Tigra”, llevadas al cine, “Los monos enloquecidos”, “Horno”, “Repisas”, “Chumbote”, “Banda de pueblo”. Se lo considera el mayor cuentista ecuatoriano no tanto por el significativo número de sus obras sino “por la maestría técnica que lo destaca nítidamente del conjunto de la producción ecuatoriana de toda época”.

Se encuentra paralelismo entre “Cien años de soledad” y “Los Sangurimas”: la idea de la fundación, la familia ininterrumpida como símbolo, la maldición, el incesto, la catástrofe, etcétera. Aún más: A esta obra (publicada en 1934) se la estima como antecedente de “Cien años de soledad” (publicada en 1967), pues aparece lo inverosímil, el simbolismo, el mito y la leyenda. Desde luego ningún autor es completamente original, tiene antecedentes en otros escritores, en el conocimiento de historias y leyendas, lo importante es tener su propia voz, su propia magia.

“Romeo y Julieta” de Shakespeare tuvo como antecedente una vieja leyenda italiana, que Shakespeare con su genio y propio lenguaje supo convertirla en una obra de teatro maestra. Igual “Hamlet” pues hubo anteriores con ese título    que no alcanzaron por sus limitaciones ninguna notoriedad y fama. En de la Cuadra su valor propio es la economía del lenguaje, la sobriedad de sus recursos estilísticos, peculiaridades fonéticas, léxicas, morfológicas, sintácticas y semánticas, dejar los artificios gráficos, las hablas populares convertirlas en textos en los relatos, como han observado agudos críticos. Pero sobre todo se destaca su realismo maravilloso, al contar por medio de su literatura fantástica la saga del montubio que, desde la Revolución Liberal, empieza a desprenderse de la geografía y acceder a la historia, a ser sujeto de su propio destino, como veremos al comentar “Los Sangurimas”, su obra cumbre. Por supuesto no busca todavía lo universal, más como bien se ha dicho: quien puede describir con sabiduría su pequeño pueblo, puede hacerlo con el mundo, que además cabe en un pañuelo, según viejo dicho.

Por otro lado, los relatos de la Cuadra escapan -como bien se ha observado- a los reparos demasiado generalizados a la literatura ecuatoriana de entonces. Cuadra entonces comprendió que al compromiso de su época debía ir el compromiso con la literatura, y él cumplió ambos, con indudable maestría en su producción literaria.

De la Cuadra se desprende de artificios gráficos
El argot, la jerigonza, no es precisamente el habla popular, es en cierta medida una inquietud o investigación muy amena que hacen ciertos estudiosos. Mientras el idioma que utilizan los pueblos es un modo de sentir o percibir el universo, como dice Borges.

De la Cuadra también tiene su evolución literaria, pues dejó los artificios gráficos para adentrarse en las calidades expresivas y comunicativas del lenguaje montubio.

Un primer momento de su creación literaria, como lo analiza María Augusta Vintimilla, lo tenemos en un párrafo de “Maruja: fruta canción, perteneciente a Repisas”:

– “…cuando er chapulete ta colorao y bastantote, tetea er camarón.

– Pero er veranillo lo que trae es er chapulete.

– Farta un bajío para coger camarón (…)

Nota: el chapulete es un insecto que vive en las inmediaciones del agua (ríos, lagunas, pantanos.)

Mientras que en “Los Sangurimas” su relato en ningún momento se entorpece con difíciles grafías:

– Los montubios juraban que ño Nicasio tenía pacto con el diablo.

– Eso sucedía en un tiempo antiguo. Ahora ya no pasa.

– Pero que ustedes no saben. Ño Nicasio es viejísimo.

– ¿Más que la sarna?

– ¡No arrempuje! …pero más que el matapalo grande de las Solines.

– Mi abuelo, que fue sembrador de ño Sangurima en la hacienda lo vido. Estaba hecho en cuero de ternero que no había nacido por donde es de nacer…

– Ño Sangurima quiere morirse pa descansar. Ha vivido más que ningún hombre de estos lados. El diablo no le deja morir. Así se desquita.

– Pero ño Sangurima está muerto por dentro, dicen.

– Así ha de ser, seguro.

La literatura fantástica
Es tan antigua como el hombre. Las literaturas empiezan con la literatura fantástica y no por el realismo. Parten de las mitologías que corresponden al pensamiento primitivo. Algunos temas se repiten y aunque procedentes de diferentes épocas y países, vuelven sobre los mismos temas: metamorfosis, confusiones y zozobras de la identidad, talismanes, causalidad mágica, interferencia del sueño y la vigilia, profecías y sueños proféticos. Por ejemplo, un niño cuenta a su tío que le ha soñado a él que salía de una casa blanca. Y entonces le pregunta al tío: ¿Qué hacías saliendo de esa casa ¿ La explicación es que los niños confunde la vigilia con la realidad. Otro: El mago les encarga a los discípulos que vigilen un recipiente que está tapado, y sobre todo que no lo destapen. Por curiosidad al final miran dentro del recipiente. Y ven que está lleno de agua y un barquito de juguete que zozobra, aterrados vuelven a taparlo. En esos momentos aparece el mago empapado, y dice que su nave ha zozobrado en uno de los mares de los confines del mundo y que su vida ha estado en peligro por lo que ellos han hecho.

Se habla de una batalla de dos reyes; sus ejércitos combaten en los valles. Los reyes como ajenos a la batalla juegan ajedrez. Finalmente, llega un capitán y anuncia a su rey que su ejército ha sido derrotado; en ese momento el otro mueve una torre y le dice: “Jaque mate”.

Entonces se comprende que la batalla de los hombres no ha sido más que un reflejo mágico de la batalla ficticia de las piezas de ajedrez. Una causalidad mágica.

En el film “Psicosis” de Hitchcock un muchacho mata a su madre. Luego guarda el cadáver y cree a veces ser su propia madre y llega a desdoblarse y mantener diálogos con ella y, al final, la madre traiciona al hijo, lo acusa de haber cometido los crímenes que ella ha cometido. Pero la madre no sabe que ella es el hijo. Ese es el tema del desdoblamiento, superstición antigua en muchos países europeos.

La novela que relata el caso de Jeckill y Hyde, de Robert Luis Stenvenson, el uno normal y el otro criminal, los lectores no sabían que Hyde era una proyección de Jeckill, creían habérsela con dos personajes, e insisten en las diferencias de edad, estatura, de modo que al final cuando se sabe que los dos son uno el lector queda asombrado.

La más famosa está en el Libro de las Mil y Una Noches: Un hombre, egipcio, sueña que tiene que ir a Ispahan, en Persia, y que allí le será revelado el lugar de un tesoro. Y entonces emprende el peligroso viaje a esa ciudad, corriendo terribles peligros. Se duerme en el patio de una mezquita. Entran bandoleros, y los soldados arrestan a todos. Le cuenta al juez porque ha dejado Egipto. El juez ríe a carcajadas y dice: “Yo he soñado muchas veces con un jardín en Egipto. En ese jardín -dice- hay un reloj de sol y una higuera y debajo de la higuera hay un tesoro, pero nunca he creído en tales supersticiones”. El hombre es azotado y vuelve a casa; allí hay un jardín con un reloj de sol y debajo de la higuera encuentra un tesoro. Es decir, que fueron necesarios dos sueños.

Y la “Divina Comedia” de Dante, muchas veces considerada una obra ingenua, al presentar el cielo, el infierno, el purgatorio y sus diversos personajes (políticos, poetas), viajando por esos mundos. Pero es un ejemplo de una obra maravillosa de literatura fantástica, pues el mismo autor no creía que los individuos serían premiados o castigados como él escribe, pero sí la realidad de sus personajes y sus obras, buenas y malas, que perspicazmente da a entender, pues el realismo era totalmente ajeno a la Edad Media.

La literatura fantástica es una forma de expresar símbolos, mediante un talento creativo y genial, no ajeno a la vida humana, dueña de sueños y aspiraciones sociales, materiales y espirituales.

Los sangurimas alta expresión de la literatura fantástica
La novela es precedida por la “Teoría del matapalo”, un árbol montubio, recio, formidable, que se hunde profundamente con sus raíces semejantes a garras. Es la historia de los Sangurimas. El tronco añoso, origen de la estirpe, es el abuelo, Nicasio Sangurima, quien es admirado por el pueblo porque se cree que él tiene bravura, pacto satánico, entierros, apariciones (“Aseguraba ño Sangurima que sus dos mujeres muertas se le aparecían de noche, saliendo de sus cajones…”). Los otros, bejucos, se trata de los hijos del viejo: Ventura, Terencio, el cura, Francisco, que se hizo abogado. Luego llegan las hijas de Ventura y se desencadena la tragedia, una de ellas es asesinada. Para vengar el asesinato llega la policía rural. Nicasio lucha por sus tres nietos. Es el final de los Sangurimas.

Nicasio sangurima y “así ha de ser, pues”
Era de raza blanca. Solía decir: “Es que yo soy hijo de gringo” “Mi mamá era Sangurima, de los Sangurimas de Balao” “!Ah” era la expresión de admiración de los que le preguntaban porque no llevaba el apellido entonces de gringo. Nicasio insistía: “Gente de bragueta, amigos. Con los Sangurimas no se la jugaban naidies.”

De Nicasio se refería cosas extravagantes y truculentas. Contaba una vieja, que la tarde que murió Ceferino Pintado, su compadre, que decían que vivía con la misma mamá de Nicasio, llegó éste al velorio, y exigió quedarse solo con el finado. A poco comenzaron a oír que reía y conversaba quedito y que le mismo Ceferino conversaba y reía.

Hizo subir a los demás y llamándolos “flojos”, puso de nuevo a Ceferino en la caja (“canoa” dice en el relato un personaje) del cual estaba abrazado, despidiéndole. “Así ha de ser, pues” era siempre el comentario final de los oyentes.

Así es, pues
Otra historia de Nicasio que narraban: Que era de la liga del capitán Jaén, a quien tenía preso y quería matarlo el montonero Venancio Ramos. Entonces Sangurima supo y rezó la oración del “Justo Juez” y luego sacó el revolver y disparó al aire, se rió y dijo: “Esta bala le ha llegado al corazón del pelado Ramos.” 

Llegó la noticia: Una bala que salió del monte mató a Ramos, bala que le había llegado al corazón. Sangurima comentó: “Todavía tengo buena puntería, carajo”.

Como adquirió la hacienda “la hondura” y se ríe del diablo
Decían que le vendió el alma al diablo a cambio de tierra, vacas y mujeres. Firmó un documento que lo guardaba en un ataúd en el cementerio, lugar sagrado donde no podía entrar el diablo. Que cuando éste va por su alma, Nicasio le decía: “Trae el documento para pagarte”. Nicasio quiere morirse para descansar, pero el diablo no lo deja morir, es su desquite. “Así ha de ser, seguro”, comentan los oyentes.

 Su contrariedad por las terribles leyendas
Nicasio Sangurima:“A usted le han contado alguna pendejada, amigo. Yo no sé qué tienen los montubios para ser tan hablantines. De veras les taparía la boca, como a los esteros pa coger pescado. Igualito. Todo andaría más mejor,”

Antecedente del realismo mágico latinoamericano
Es extraordinaria la múltiple narrativa producida por José de la Cuadra. En cada relato hay una figura protagónica: el campesino del agro costeño del Ecuador, mejor conocido como el montubio, sus mitos y creencias, sus convicciones, sus costumbres, su lenguaje propio, descritos con maestría y creatividad, que muchos críticos encuentran en José de la Cuadra un claro antecedente del realismo mágico latinoamericano.

A leer o a volver a leer a José de la Cuadra es un imperativo fantástico.  “Así es, pues.”

Manuel Castro M.