La deuda eterna del hombre

Al habernos situado por encima de la escala zoológica, nuestra especie a las alturas del siglo XXI, debería haber resuelto los fundamentos elementales de la convivencia con el medio natural y haber encontrado la fórmula de la equidad y la justicia con sus semejantes.

La humanidad debería encontrarse en un alto nivel de desarrollo social, científico y tecnológico para gozar de las múltiples potencialidades que nos ofrece la naturaleza con sus infinitos recursos y, al mismo tiempo, con los conocimientos acumulados por las generaciones a lo largo del tiempo, para estar en condiciones de dominio sobre los fenómenos telúricos, ambientales y biológicos.

Lo descrito se ha cumplido en parte; lo predominante ha sido, el desafuero, el abuso y la ilegalidad. La huella del hombre marca su eterna deuda con los principios de la solidaridad, de la justicia que casi nunca han sido practicados.

El tema jamás ha sido resuelto; para ello cabe mencionar al Romano Plauto que acuñó la frase de “El Hombre es como el lobo para el hombre” 250 a. de C. popularizada Luego el Filósofo ingles Thomas Hobles en el siglo XIII; es decir, el homo sapiens es el monstruo que devora a sus propios hijos.

Saltando etapas: de la horda al patriarcado, de la monarquía a la democracia en cuyo nombre se han cometido las peores infamias como las revoluciones y guerras, el hambre y la extinción, nada significativo se ha hecho: Las testas coronadas han sido sustituidas por clanes políticos de diversas tendencias con la mentira permanente de la rectificación… y todo continúa igual; las mayorías sufren de carencias, incluyendo la insalubridad, la ignorancia y el hambre. La pandemia que estamos sufriendo ha puesto en evidencia la deuda tremenda que las clases gobernantes tienen con el ser humano.