En retrospectiva

En noviembre de 2003 escribía la VIII Carta al señor Alcalde de Ibarra, así:

“Comparto plenamente con quienes sostienen que Ibarra necesita de un proceso integral y urgente del rescate y ordenamiento ulterior de su centro histórico y urbanístico. Y las razones son numerosas que no es el caso el volver a precisarlas”.

“Es que una ciudad como Ibarra debe necesariamente conservar una parte de su pasado y de sus huellas como fundamento de su integridad y sobre todo de su identidad. La arquitectura y el ornato dicen mucho de la cultura de un pueblo que se precie de respetuoso de sus valores y de sus referentes”.

“Entonces, en lo que discrepo es en los plazos para dicha gestión, pues el proceso siendo urgente y estratégico en orden a justificar su destino turístico y cultural, no debe ser alentado a muy largo tiempo, so pena de diluirse por los intereses contrapuestos que serían los riesgos de nunca concretar semejante propósito, especialmente los de orden político. Cabe, por supuesto, disponer de un proyecto claro, técnico y asimilable por la ciudadanía. Es decir, se debe obrar con transparencia total para socializar algo que sea convincente y en donde se determine que los beneficios serán innegables”.

“Pero de lo que se trata es atraer turismo interno e internacional, así como de conferirle a la ciudad un aire de respeto a la persona humana. Hay la tendencia alienante, por cierto, de privilegiar el hormigón, el cemento, las grandes vías para el atosigante y morboso ya tráfico vehicular para olvidarse de los habitantes, de los niños, de los ancianos. Por ello la idea de habilitar vías peatonales estratégicas no es descabellada en ninguna parte en donde se pretende el respeto y la dignidad humana, primero”.

“Y, por fin, debe debatirse seriamente sobre la recuperación del río Tahuando y sus riberas, así como de lo que queda del río Ajaví”.

“El centro de la ciudad abriga construcciones antiguas hermosas. Su restauración no debe ser un acto compulsivo de mezclas horripilantes como ya se han dado casos, incluyendo la estrategia de propietarios de no hacer nada para luego derrocar viviendas en soletas”.

“Al final es vigente o no la obligación de pintar de blanco las edificaciones del Centro Histórico?”

Estos resultaron mis sueños propios!