La trifulca del siglo…

La encrucijada electoral en la que nos puso la presidenta del CNE, gracias a su imprudencia, por decir lo menos, cuando el 7 de febrero dio como ganador del segundo lugar a Yaku Pérez, para más tarde anunciarlo en tercer puesto y a Lasso en segundo, tomó cuerpo en una disputa absolutamente negativa para los ecuatorianos, caos del cual, con seguridad, es beneficiario Araúz, que espera como ‘Angelito’, en paz y contento, festejando las acciones de la señora Atamaint, que parece su Hada madrina.

Ciertamente es vergonzoso el desatino de ese organismo que un día dice una cosa y en horas dice otra, mientras los ciudadanos asistimos a esa suerte de show de los que se pelean su paso a la segunda vuelta.

No contentos con las acciones del organismo electoral, los candidatos, en lo que parecía un acto de buena fe, madurez política y ciudadana, acordaron un reconteo de votos y se lanzaron flores en el afán de “construir” un nuevo país, según dijeron en sus intervenciones, en las que “desinteresadamente” se ofrecieron sus votos para la segunda vuelta, para quien las urnas lo determinen; sin embargo, esto duró solamente un par de días, pues a últimas horas del domingo 14 de febrero, Lasso escribió una misiva a la presidenta del CNE, indicándole su inconformidad con el reconteo en el número de provincias acordadas y proponiendo algo distinto, cosa que debió sostener en el momento del diálogo, previo al acuerdo, para que no quede el sabor a falta de palabra.

Tampoco es buena la actitud de Pérez que, después de entenderse políticamente con Lasso, se ha enojado de tal manera, que ha llegado a sentenciar su decisión de jamás apoyar a quien escasos días atrás, había ofrecido la posibilidad del voto.

Esto es como un ‘negro’ cronograma para el país, primero hay una caterva de candidatos, lo cual ya divide la votación del electorado, luego se anuncia como ganador a Yaku, más tarde ha sido Lasso, los seguidores de Pérez denuncian fraude, movilizan a los indígenas y entonces Lasso se debilita y, seguro, Correa salta en un pie pensando en que su pupilo tiene posibilidades de ganar y entonces hacer flores con las sentencias, imputaciones, investigaciones de peculados, cohechos, delincuencia organizada de él mismo y sus más cercanos colaboradores.

Y mientras todo esto sucede, la señora Atamaint, oronda dice que hay que defender la transparencia de las elecciones, como si le hubiese importado tanto cuando con sus anuncios, inició esta trifulca electoral.