Las diferencias

Ruby Estévez

Conforme pasan los días, después de tantas experiencias, negociaciones, diálogos, intercambio de ideas hemos podido comprobar que las diferencias cuando tienen un trato equilibrado, justo y respetuoso nos enriquecen. En las diferencias aprendemos y abrimos nuevos y hasta increíbles caminos, generamos proceso de discernimiento y análisis, construimos puentes para una buena comunicación.

Todos pensamos diferente, ¿Se imaginan si todos pensáramos iguales?, aparte de ser aburrido las personas no tendríamos pensamientos nuevos y maneras de entender el mundo. El problema no son las diferencias sino como las enfrentamos, cuántas veces hemos visto como una diferencia de ideas se convierte en una batalla de gritos, insultos y hasta golpes para imponer su punto de vista y convencer de sus ideas; en la familia, en el trabajo cuantas diferencias de opiniones, pensamientos por no utilizar el razonamiento lógico se rompen las buenas relaciones.

No utilizamos el dominio propio, sin el cada emoción o impulso nos arrebata, cuando ponemos la ira, el odio envenenamos las ideas, si nos desesperamos nos aniquilamos, vamos de caída en caída de fracaso en fracaso cuando las diferencias pueden tranquilamente transformarse en lecciones saludables de vida. Tenemos que aprender que las diferencias no siempre tienen un final feliz o un acuerdo satisfactorio que si podemos estrechar las manos y seguir adelante sin agredir, ni ser agredidos.

Tenemos que aprender a negociar y dialogar con madurez, inteligencia, con respeto buscando los mejores argumentos, razones, la serenidad que es clave para expresarnos con firmeza y contundencia. Nunca olvidemos que las ideas no se imponen, se proponen, que en una diferencia la cólera envilece al hombre y le hace semejante a una bestia, que la falta de dominio nos hace desgraciados y que los malos instintos destruyen el huerto de paz que cultivamos con esmero.