Náusea y angustia

Rosalía Arteaga Serrano

Náusea, decepción y angustia son los sentimientos que afloran cuando se conoce más sobre los casos de abuso infantil detectados en estos últimos días y que tienen que ver con comportamientos delictivos en el interior de los centros educativos, durante la ‘década desperdiciada’.

Se habló de ‘prioridades sociales’ que ahora arrojan no solo corrupción en el manejo de los fondos públicos y obras mal hechas, sino sobre todo, y lo que es más grave, cientos de niños afectados gravemente en su cuerpo y en su psiquis, por los abusos inenarrables a los que han sido sujetos.

Nos subleva saber que esto se hacía a vista y paciencia de las autoridades escolares, escudándose en pricipios de ‘reserva’, de secretismo y de falsas solidaridades de clase que tocan muy de cerca a la ‘Red de maestros’ de la revolución ciudadana.

Las señales de responsabilidad llegan hasta quien ejercía la más alta autoridad en el Ministerio de Educación, y que ahora funge como Presidente de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional. Urge el que los responsables sean investigados, que se los sancione con rigor, que se deroguen o reformen las leyes que apuntan hacia la impunidad y el encubrimiento, que se nombren autoridades educativas probas a nivel central y en cada establecimiento educativo.

Se dice de padres y madres haciendo turnos en los baños ante la angustia de que sus pequeños sean abusados. No se confía en un sistema educativo que trató de denigrar lo que se había hecho antes. Esto no puede quedar en la desmemoria y en el abandono. Los niños deben ser asistidos, los padres respaldados, las familias indemnizadas, los violadores y delincuentes apresados y sancionados, y la sociedad en general entrar en un profundo proceso de reflexión y rectificaciones. Alianza PAIS, nunca más.

[email protected]