No con la derecha

POR: José Albuja Chaves

Semanas atrás, enfáticamente y con gran talante, el Presidente Moreno afirmaba que su decisión de dialogar con todos los sectores políticos, sociales, productivos, empresariales, mediáticos y más, llevaba consigo el escuchar sus propuestas y sugerencias para encauzar una posible hoja de ruta en la conducción de este país vapuleado por todos los lados, especialmente en lo económico y en las bases morales y éticas en su estructura institucional.

La afirmación de marras, decía, excluye a la derecha, sector al que no lo confería ninguna posibilidad de sentarse a una mesa para una tertulia cordial y respetuosa.

Es muy sabido el origen ideológico y la actividad política desplegada por Moreno en sus años universitarios y luego de ellos, de tal manera que todavía, al parecer, tiene una huella que hala su corazón hacia el mismo lado. Pero, al integrarse al movimiento que gestó Correa, las cosas se desvanecieron, pues la “revolución ciudadana” devino en un fermento ácido y luego pungente, que empezó a marear a sus propios adherentes, momento en el cual de la pócima brotó una crisálida que escondía un caudillo en efervescencia.

Con los resultados de la consulta popular de este mes no triunfó el Presidente. La cosa es que él recibió un mandato claro y obligatorio por enderezar la barca por una ruta que responda a los intereses y derechos de todos los ecuatorianos, sin distinción alguna: de raza, credo, edad, género, pensamiento, ubicación, y más.

Por ello es que no hay proyecto político de su movimiento que deba aplicarlo, tal es así que sus propios mentores ya se han ido, y lo que queda es un sector que debe trazar un nuevo camino junto al resto de todos los sectores de la patria. El camino se lo debe hacer al andar, para destorcer el nudo gordiano que nos atajó en dos mitades a perversidad.

El Ecuador es uno solo y por hoy la única ideología que vale es la de la familia. De la sociedad ecuatoriana en su conjunto. Abra su visión al mundo y gobierne sin tapujos retardatarios, excluyendo a los dictadorzuelos cercanos o lejanos con sus cánticos de sirenas en desgracia. Separe de su lado a los oportunistas. Arroje al tarro de basura la corrupción rampante que nos ofreció. Use el escalpelo de la moralidad.