Lo que se siembra, se cosecha

Mariana Guzmán Villena

Al respecto hay tantas fábulas, cuentos, historias, que cualquiera sea su sentido conlleva una gran verdad. Al tema, suele decirse “quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Sea una u otra su denominación es digno de analizar estas locuciones, tan comentadas por las gentes, sin que nos excluyamos nosotros de alguna vez haberlas enunciado. Aprecio que éste dicho por más común que sea conlleva un halo filosófico que nos estimula a detenernos en su comprensión cabal. En la vida real nadie puede sembrar físicamente vientos, imposible, tal vez sería un privilegio de los dioses griegos, cuyas dones todos les permitía hacer; justamente por eso se lo subjetiva por ser un acto intangible, pero soslayamos referirnos a todos aquellos comportamientos sean buenos o malos que acarrea tras sí el resultado de nuestra conducta, sin pretender ahondar sobre las teorías espirituales, dogmáticas, también filosóficas de las consecuencias de nuestro proceder, pero que existe éstas, nadie lo duda.

Esta introducción no tiene otro objeto que referirme al caso del señor Carlos Ochoa, ex Superintendente de Comunicación, SUPERCOM, el súper del terror periodístico, que durante su gestión como tal hizo de la misma un escenario de acoso y perseguimiento a todo lo que es una expresión de comunicación, como el derecho a opinar libremente, a decir lo que pensamos o sentimos respecto a quienes nos gobiernan, a exponer el descontento por la manera vergonzosa en que se trataba el tema de nuestro petróleo, a las coimas que en arrullo se comentaban recibían los salvadores de nuestra patria, pero tenía que llegar la hora de que se destape la olla de grillos y salga todo lo putrefacto que contenía y que el señor Ochoa era el servil encargado de tapar con el hostigamiento a la prensa. La destitución por parte del Consejo de Participación Ciudadana y luego la censura impuesta por la Asambleas es quizá el mínimo castigo que se merece, pues sembró demasiados vientos, razón para las tempestades que hoy le agobian.