Tradicional carrera de cintas a caballo se vivió en San Clemente

REVIVE. La tradicional corrida de cintas a caballo fue uno de los principales actos de las fiestas por el Pawka Raymi y la inauguración de la casa comunal.
REVIVE. La tradicional corrida de cintas a caballo fue uno de los principales actos de las fiestas por el Pawka Raymi y la inauguración de la casa comunal.

Después de varias décadas los comuneros retoman la fiesta que gusta a los pueblos de la sierra.

Redacción IBARRA.

La carrera de cintas a caballo, es una fiesta tradicional que ayer fue recordada en la comunidad de San Clemente, después de unos 30 años.

“Constaba dentro de la agenda de fiestas por fin de año, pero los aficionados participaban con caballos de madera. Era muy divertido, pero para los mayores que aún no borran de su memoria sus costumbres ancestrales, era incómodo observar algo que no concordaba con la realidad”, comenta Manuel Pupiales.

Ayer, los comuneros asistieron a la cancha de fútbol de San Clemente para recordar y vivir de cerca lo que habían olvidado. Mujeres y hombres con su vestimenta vistosa y culturalmente sobresaliente, llegaron hasta el escenario en el que una aplanadora arreglaba los baches de la cancha de tierra en la que los jóvenes practican el fútbol las tardes y los fines de semana.

Todos esperaban

Sobre el arco de 10 metros de ancho por cuatro de alto, colgaba el símbolo de esta tradicional carrera: las cintas de colores enrolladas en un pequeño tubo de madera que en su punta diminuta apretaba una argolla metálica.

Los seis participantes aparecieron en el escenario. El brío de los caballos puso la emoción de los habitantes: La yegua “Aventurera” de color negro mora, cabalgada por Fabián Bedón; el ejemplar Zeus y su par Geovanny Garzón; Francisco Vásquez con su potro “Tornado”; Paco Benítez domando a su “Azabache”; Juan Guatemal, montado en su yegua “Michelena”; y, José Pupiales en su “Manchado”, empezaron el espectáculo. La gente apostada en el entorno gritaba en cada carrera e intento de ensarta la cinta y ganar el premio.

“Hay que ser diestro, tener aptitudes y dejar a un lado los nervios para montar un ejemplar que en el potrero tiene un comportamiento y en este lugar se descontrola cuando siente que está acompañado de extraños”, describe Carlos Farinango.

Una y otra vez repiten la carrera de unos 100 metros. Los jinetes se lamentan que en varios intentos no logran arrastrar con la punta de un esfero, una cinta premiada.

La gente aplaude cuando, Juán G., logra sacar una cinta que pende de la cuerda. La misma felicitación recibe Fernando, Geovanny y Fabián.

En 45 minutos toda ha concluido. Al puesto de premiación son llamados, por el alto parlante que alegra la quietud de la comunidad, los premiados. En la cinta está impreso el nombre de quién dona el premio. Los jinetes se presentan con agrado, con emoción toman los presentes. El valor de lo que está dentro el un paquete no representa el valor de su esfuerzo ni de sus caballos, es el significado de haber incluido este evento como parte de haber concluido de una de las obras importantes, así como de la fiesta ancestral del Pawkar Raymi, de mucho significado en la cosmovisión de los pueblos indígenas andinos. (CHRW)

Habíamos esperado este número en todas nuestras fiesta, por fin alguien hizo realidad lo que se estaba perdiendo”. Gonzalo Pupiales comunero

“Agradezco que hayan rescatado nuestras tradiciones que hace varios años no se habían organizado”. Esther Montaluisa turismo comunitario.