Domingo de redes

Pablo Escandón Montenegro

Hoy es el día cuando, de acuerdo con la tradición judeocristiana, Jesús entró a Jerusalén y fue recibido con palmas, como símbolo de su reinado. Se inicia la semana mayor para quienes profesan esta fe. Pero volvamos los ojos al hecho histórico del recibimiento y a la logística que debió implicar. Jesús fue un hombre público y sus actos perturbaron el estatus quo de la época y más aún durante la ocupación romana. Su trabajo de crear comunidad y de establecer redes no se ha abordado al detalle.

Los doce hombres que lo acompañaban eran los encargados de abrir espacios para generar redes comunicacionales y extender la acción de la comunidad. En un principio cerrada a los doce y su líder, y luego de su inmolación, abierta a quienes desearan integrarla. La logística de la llegada a Jerusalén debió ser un trabajo comunicacional de convencer a las redes existentes en la ciudad, donde el imperio romano estaba asentado y la monarquía local a su servicio. El trabajo subrepticio era importante para el recibimiento simbólico.

En ese tiempo la movilización no era digital, no había medios electrónicos ni prensa, pero la comunicación reticular funcionaba para integrar bandos, para establecer alianzas y comprometer a la gente en una acción puntual. Siempre son necesarios los cabildeos para posicionar un tema, persona o acción.

¿Cómo fueron las operaciones en campo y qué tipo de redes móviles y fijas gestionaron los apóstoles, no de telecomunicaciones sino sociales?

La base de la comunidad de Jesús fueron los apóstoles, quienes hicieron el trabajo cotidiano. Es importante destacar la labor de los anónimos que ayudan a la configuración de las comunidades, que agitan sus redes y dinamizan los grupos: la inteligencia colectiva, la verdadera fuerza de las multitudes inteligentes.

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