Cruz Ordóñez, paseado a hombros en su tierra

Triunfo. Cruz Ordóñez volvió a triunfar en Riobamba. (Foto: Andrea Grijalva)
Triunfo. Cruz Ordóñez volvió a triunfar en Riobamba. (Foto: Andrea Grijalva)
Emoción. Alberto Aguilar toreó a gusto con el capote. (Foto: Andrea Grijalva)
Emoción. Alberto Aguilar toreó a gusto con el capote. (Foto: Andrea Grijalva)

La capacidad, el buen gusto y el esfuerzo fueron los elementos sobresalientes de la primera corrida de la Feria del Señor del Buen Suceso celebrada en Riobamba.

Cruz Ordóñez, el torero de la tierra, salió a hombros tras recoger una oreja de cada uno de sus oponentes, en un conjunto en el que la capacidad de expresión del torero y sus reconocidas buenas maneras calaron en el graderío. A su primero, toreó con variedad con el capote en especial al quitar por chicuelinas; ya con la muleta administró las escasas fuerzas de la res en bien dibujados derechazos. En el cuarto se repitió la creatividad capotera al quitar por delantales; más adelante con la tela roja, vista la condición de la res, se aplicó en un trabajo intermitente de muletazos aislados; al final, otra vez, mató con habilidad.

El torero madrileño Alberto Aguilar cortó una oreja del incierto quinto al que cuajó una respetable labor en la que la solvencia dio paso a la sobriedad. Con el largo saludo capotero anticipó la tesonera labor con la muleta a la que manejó con notable técnica, colocación y temple. El contundente volapié final le aseguró el merecido trofeo. En su primero fue ovacionado tras malograr con el acero una buena faena.

El valenciano Román reapareció en Riobamba tras la grave herida que sufrió el pasado 8 de abril, mostrando las secuelas de la incómoda herida en la pierna izquierda; pese a ello, se prodigó en el complicado tercero al que le plantó cara y le buscó las vueltas con constancia y voluntad. Tres series con la mano derecha tuvieron mérito antes de borronear con la espada su labor. Con el sexto, un toro de nobles y sosas embestidas, repitió el toreo con la mano diestra condimentado con las manoletinas postreras; un nuevo fallo con el estoque redujo a una ovación su sacrificada tarea.