El ultimátum de Moreno

Salvatore Foti

A escasos días de que se venza el ultimátum del presidente Moreno a los ministros encargados de la seguridad para que capturen al ‘Guacho’, cabe reflexionar sobre qué será después y sobre las medidas que seguramente buena parte del país espera que sean adoptadas por el mandatario.

Para empezar, el relevo urgente de los ministros de Gobierno, de Defensa y de Relaciones Exteriores. Son ellos los que deben dar la cara por no haber respondido de la manera más oportuna al drama que vive el país frente a las muertes y los secuestros ocurridos en la frontera.

Sin embargo, no debe tratarse de cambiar por cambiar, sino que deben hacerse rectificaciones que reflejen, más que a un cambio de nombres, un cambio de ruta y de toma de decisiones políticas trascendentales para el bien del país.

Desde los ataques sufridos de las organizaciones criminales que operan en la frontera, el mandatario ha hablado, justamente, de unidad nacional. Esa propuesta ha tenido una reacción más que positiva en nuestra sociedad. Personajes protagónicos de la vida política del país, junto a diferentes organizaciones sociales, han hecho caso al mandatario y han manifestado en numerosas marchas y eventos su rechazo a la inusitada violencia que vivimos.

Con esta respuesta cívica debe coincidir un plan de “grandes maniobras” que logre incluir, al actual gabinete, figuras políticas que confluyan de diferentes sectores. Probablemente la respuesta a todo lo que estamos viviendo deba ser política antes que militar y para esto se necesita de grandes figuras.

No hay como seguir postergando, al ultimátum deben seguir reacciones dignas de quien es consciente de que el país está enfrentando una fase histórica de la cual nadie puede autoexcluirse. Caso contrario, además de la ‘guerra’ estaremos perdiendo la credibilidad y, lo que es más importante, la esperanza.

Hagamos lo mejor para el país, pero hagámoslo ya y tomando en cuenta además que la mejor solución a todo lo que pasa podría darse utilizando solo los canales políticos y de negociación que a lo mejor, hasta hoy, fue mal llevada.

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