CUANTO APRENDEMOS

Ruby Estévez

Cada día y no permitimos que la derrota, los malos momentos, las malas acciones nos ciegue; aprendemos por el poder interior que nos capacita para sacar buenas lecciones y enfrentar la vida. Todas las personas de tanto perder aprendemos a ganar, por la solidaridad aprendemos a amar y extender nuestra mano amiga y generosa.

La vida nos enseña que hagamos solo lo que debamos y que los demás hagan lo que quieran; quienes vemos la muerte de cerca nos damos cuenta de que nada es seguro en esta vida por eso disfrutamos el momento, y aceptamos con humildad lo que tenemos.

Cada persona está llena de sabiduría, con inteligencia no es difícil reflexionar y descubrir lo bueno y lo malo, solo se necesita voluntad para reconocer que hay verdades que debemos escuchar y aprender así: Quién se levanta y acuesta temprano tiene salud, riqueza y sabiduría; qué importante es comer para vivir y no vivir para comer; el espíritu es un tesoro del hombre, sin él descenderíamos a la categoría de animales, la vida es bella con su ir y venir, con sabores y sinsabores, donde los errores son un recuerdo amargo, pero aprendemos de ellos.

Quien no tiene heridas fuertes, nunca se borran del corazón, pero siempre hay alguien dispuesto a sanarlas; cuántas veces nos topamos con un mentiroso; hemos aprendido que una persona que calumnia es como el negro puñal de los malvados que los chacales y serpientes son menos venenosas que los hipócritas.

Todos los días aprendemos que el valor es el escudo de la virtud y el bien, que la cobardía revela escasez de inteligencia, que el sufrimiento es el mejor maestro del hombre, que los seres humanos conocemos tanto el piso que hemos aprendido a mirar el cielo, cuántas veces tocamos fondo y aprendemos que mañana es otro día y subiremos pronto, que en la soledad aprendemos a estar con nosotros mismos y saber que somos buena compañía. Quién no aprende que vale más la propia conciencia que la estimación del público, que debemos conocer la enfermedad para curarla, así como el vicio para extirparlo. El que aprende distingue y mide el valor de las cosas y acciones de los hombres, es un sabio que comprende y se separa del error, ensalza los actos buenos y no permite la degradación de sus valores.