El Superintendente de Comunicación, destituido por la Contraloría y sujeto a un juicio político en la Asamblea, es el último de los funcionarios del gobierno de la Revolución Ciudadana que ha empleado el término “error inexcusable” como paraguas para justificar las irregularidades cometidas en el ejercicio de sus funciones. El término se ha vuelto recurrente entre quienes tienen cuentas pendientes con la justicia.
El exfiscal general Galo Chiriboga fue uno de los primeros en emplear esta terminología cuando se le insistía sobre un accidente de tránsito en el que estuvo involucrada su esposa. Posteriormente el expresidente Rafael Correa la empleó para justificar las acciones de funcionarios vinculados a él como el caso de Gastón Duzac, quien utilizó un préstamo de $ 800.000 otorgado por Cofiec con garantía de empresas incautadas durante la administración de su primo Pedro Delgado. Lo propio hizo al defender a su ministra de Ambiente Marcela Aguiñaga en la venta de los terrenos del Issfa para el parque Samanes en Guayaquil. Ramiro González, exdirectivo del IESS y exministro correísta, lo empleó en su defensa y hasta el exconcejal de Quito, Carlos Páez, por cambios hechos en prediales.
Cuando se comete un error hay afectación de derechos y el “error inexcusable” no existe ni en la parte administrativa ni en derecho; por lo tanto, la falta de cuidado de un funcionario público debe ser reparada y asumir sus responsabilidades y sanciones que imponga la ley, ya que quienes actúan en función pública lo hacen en representación del Estado.
«¿Qué es la avaricia? Un continuo vivir en la pobreza por temor a ser
pobre”.
San Bernardo de Claraval (1091-1153)
Eclesiástico francés.
«El dinero es como el estiércol: no es bueno a no ser que se esparza”.
Sir Francis Bacon (1561-1626)
Filósofo y estadista británico.