El caldo de 31, un plato ancestral con propiedades curativas

PREPARACIÓN. Doña Carmen, con mucha paciencia va cortando el menudo que se pone en el caldo.
PREPARACIÓN. Doña Carmen, con mucha paciencia va cortando el menudo que se pone en el caldo.
PREPARACIÓN. Doña Carmen, con mucha paciencia va cortando el menudo que se pone en el caldo.
PREPARACIÓN. Doña Carmen, con mucha paciencia va cortando el menudo que se pone en el caldo.

Doña Carmen Amaguaña lo prepara desde hace 40 años y asegura vender de 400 a 500 platos diarios.

Redacción OTAVALO

Es uno de los platos más populares y ancestrales, que se puede encontrar en los mercados o sitios tradicionales de Otavalo. El “caldo de 31” o también llamado “caldo de la vida”, contiene una gran cantidad de proteínas, que le reaniman y alimentan; se lo sirve acompañado de papas, mote, limón y aguacate, convirtiéndose en un plato preferido por muchos otavaleños y turistas que lo consumen.

Doña Carmen con la ayuda de su familia continúa con esta tradición de preparar el delicioso “caldo de 31” en el sector del mercado Copacabana. Es una costumbre que se ha ido heredando de generación en generación, convirtiéndose en una forma de emprendimiento, generando el sustento y la economía familiar.

Tradición

Son más de cuatro décadas que oferta su delicioso menú, que con los años se han ido sumando otra variedad de platos que satisfacen el paladar de sus clientes, como papas con menudo y librillo, complementando el menú tradicional de este local. A partir de las 07:00 Doña Carmen abre las puertas de su negocio para atender a su clientela, le acompaña su hijo y dos ayudantes más, que están listos con su respectiva indumentaria, para recibir a sus fieles comensales que llegan de diferentes partes.

“Todos los días de lunes a domingo, me levanto desde muy temprano a preparar y cocinar las papas, el mote, que sirve como complemento y también el caldo que lo hago en una olla grande, para que me alcance para todos mis clientes. Este tradicional plato tiene muchas propiedades curativas y es nutritivo, los precios son módicos y al alcance de todos”, asegura su propietaria.

Comensales

Ricardo Gualacata, uno de los clientes que desde hace 25 años se ha servido este tradicional plato, comenta que es muy bueno para el estómago y enfermedades como la gastritis. “Además servirse este caldo en la mañana le llena de energías y aguanta toda la jornada de trabajo sin cansarse. Por mi parte siempre vengo por acá a saborear junto a la familia de este popular plato ancestral”, afirma.

Por su parte Javier Tituaña, hijo de la propietaria y quien administra el negocio, menciona que con esta actividad empezaron desde el año 1.977, desde esa época se ha venido manteniendo esa tradición en el entorno familiar. “A nuestra clientela se la mantiene porque ofrecemos productos frescos e higiénicamente preparados, para ello estudie gastronomía con la finalidad de capacitarme en el manejo de alimentos y ponerlo en práctica en este emprendimiento”, acotó Tituaña.

Preparación

El “caldo de 31” se prepara sin aliños y con las vísceras de res, que comprende el corazón, la ubre, las tripas, la panza, el pulmón e incluso el nervio que hierven y limpian con limón desde la tarde anterior, para mantenerlo a fuego lento y que se cocine toda la noche.

Historia

El “caldo de 31” es una receta ancestral indígena, según cuentan los antiguos patrones de hacienda, siempre cada 31 o fin de mes faenaban una res para tener carne suficiente y las vísceras eran aprovechadas y recolectadas por los trabajadores de la hacienda, que las preparaban y cocían con su propia receta, convirtiéndole en un nutritivo y delicioso plato que se lo denominó con el tiempo “caldo de 31”. (PMHR)