Germán Proaño

Luis Fernando Revelo

Las Sagradas Escrituras elogian la muerte del justo, sencillamente porque su vida está en las manos de Dios. Justo, fue en verdad Dn. Germán Proaño, un caballero de la cultura y de la vida, un ícono de la música cotacacheña y de la identidad musical nacional. Proveniente de una prosapia de artistas que ha hecho honor a la cotacacheñidad. Junto a sus hermanos Claudio, Laurita, Gilberto, conformaron un cuarteto, una tertulia de pianos, que le otorgó una gran significación y sentido al quehacer artístico de nuestra provincia azul, y sobre todo a resaltar los valores de nuestra música, la expresión genuina del pueblo ecuatoriano.

Formado en las aulas del Conservatorio Nacional de Quito, bajo la égida brillante de prestantes maestros, timbre de orgullo de su época, Dn. Germán salió armado de buen caballero para vaciar sus conocimientos íntegramente en los colmenares estudiantiles de los Colegios: “Otavalo”, “República del Ecuador”, “Luis Ulpiano de la Torre”, Normal “San Pablo”. Todas estas instituciones dan testimonio del maestro que supo prodigar luces de talento haciendo ofrenda perenne de la fragancia de su florilegio musical.

Irrumpió con admirable maestría en la ejecución del acordeón al formar parte del afamado “Grupo Cotacachi” allá por 1948. Se desempeñó magistralmente como Director de la Orquesta Continental “Rumba Habana”; en Otavalo, formó parte de orquestas de nombradía como: “Son Clave de Oro”y “Lira Otavaleña”. Su talento y creatividad se relievaron cuando formó el conjunto musical “Los Dinámicos”.

Cargado de méritos Dn. Germán acaba de rendirle tributo a la vida, al ser absorbido su espíritu por el Supremo Hacedor, 95 años después de haber transitado con vigor y con pasión por los senderos de la música. ¡Paz en su tumba!